El estilo de los políticos: Miguel Arias Cañete

Por Pilar Portero

Es el siguiente a Gallardón en la lista que el PP presenta al Congreso. El ex ministro de Agricultura de Aznar, que se atiborró a comer carne de vaca en público para demostrar que las reses patrias estaban libres del mal de las vacas locas, ahora resulta que está en los titulares por ser el 5, un número por detrás del 4 que por fin ha logrado el alcalde de Madrid. Desde que Rajoy le nombraba hace unos meses responsable de las deseadas listas, Arias Cañete ha recibido más abrazos que en toda su existencia. ¿Se habrá colocado a si mismo en ese lugar?

Justo antes de que acabara la legislatura, miré a mi alrededor. ¿Quién puede tener un mínimo de morbo cuando están todos los diputados haciendo la maleta? Allí estaba él. Sonriente, como siempre. Con un chascarrillo a punto. Con sus zapatos castellanos y ese toque desaliñado que sólo los peperos con mundo saben dar a su atuendo. Y el gesto irónico para rebajar ese surrealista momento de posar como si fueses una celebrity.

El cachondeo que se ha traído con el tema de las listas era uno de los asuntos más comentados esos últimos días en los que sus señorías compartían el cosquilleo previo a las vacaciones escolares, cuando sabes que en el nuevo curso nada será igual. "Dice que él sólo tiene que hacer como que está en el ajo, cuando en realidad ni pincha ni corta demasiado, que con poner cara de interesante y de que guarda el secreto de las listas bajo llave, ha cumplido su misión", me comentaba una colega suya de partido la misma mañana que tiré la foto.

La guasa de Cañete es su mejor estrategia. Ni sus propios compañeros tienen claro a qué atenerse. Cuando Rajoy nombró a Soraya la jefa del grupo parlamentario, el veterano político, sentado en la fila de atrás, se harto a hacer bromas bien visibles desde la tribuna de prensa jugando a ser un alumno travieso que se entrenía poniendo a prueba la paciencia de la nueva profesora. Soraya aguantó. Era lo mínimo a lo que se tenía que enfrentar. Y él, terminó aceptando tener a una mujer joven de superior. Ahora igual se sientan juntos en las filas de sillones azules destinadas al Gobierno.

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