El estilo de los políticos: José Luis Ayllón

Por Pilar Portero

Hay que ganarse el voto con el sudor de la frente. Que se lo digan a los políticos, ahora que las encuestas comienzan a escupir la reacción de los ciudadanos frente a la crisis o la corrupción, evidenciando su fracaso escolar. Aquí les mostramos en su hábitat natural, el Congreso de los Diputados, y les fotografiamos metiéndonos en el papel de turista accidental. Hoy, José Luis Ayllón -un tipo divertido, aunque en la imagen no lo parezca-, secretario general del grupo parlamentario popular y mano derecha de Saénz de Santamaría.
"Pero si yo no tengo estilo" aduce para zafarse de la cámara, aún sabiendo que le pienso retratar. "Sólo tengo unas cuantas camisas y unos pocos trajes en el armario", me dice en voz baja y al oído, mientras apaga el cigarrillo para no salir fumando. Ya sé que es fiel al mismo sastre desde la primera vez. En diversas ocasiones hemos hablado de trajes, de los suyos y de los de Camps. Un tema obligado con cualquier político popular. Y siempre se abre la chaqueta y me enseña la firma de autor cosida en el bolsillo interior: Señor (ver el detalle de la marca en la foto).

Ayllón, catalán y 'obediente', es una hormiguita que, desde que se instaló en Madrid en 2001, con el equipo que comandaba el entonces todopoderoso Carlos Aragonés en la Moncloa, no ha parado de escalar posiciones. Sin prisa, pero sin pausa. El mote de 'Papi' se lo trajo puesto, de la época en que fue presidente de Nuevas Generaciones. Ni dentro ni fuera del PP le consideran un hombre ambicioso. En lo que existe unanimidad es en señalarle como el perfecto número 2. Lo cuál le sitúa automáticamente en mejor posición que a quienes se les nota a la legua que matarían por un puesto.El fiel escudero de Gabriel Elorriaga durante la campaña de 2004, jamás se imaginó cuando escribía los argumentarios y enseñaba al recién aterrizado Manuel Pizarro cómo funciona eso de las ideas dentro de los partidos, que Soraya contaría con él para el Congreso. Fue una auténtica sorpresa. Una agitada tarde, tras la victoria de Zapatero, cuando Rajoy era noticia un día si y otro también, mientras se abría paso para salir de Génova entre un enjambre de periodistas y fotógrafos que le ignoraban, soltó: "Más de uno de los que esperan para entrevistar dirán algunas de las cosas que he escrito".

Ahora es a él al que rodean, para que analice las palabras de unos y de otros y valore la situación del partido. No es una estrella política rutilante, pero quienes siguen la información política saben que es comedido, amable, que conoce el terreno y que cuando menos se lo esperen, dará el salto a la fama. Sólo le falta cuidar su twitter tanto como su facebook. Porque después de quitarse 20 kilos de peso en un año, no creo que se le ponga nada por delante.

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