El estilo de los políticos: Trinidad Jiménez

Por Pilar Portero

Posan para ti. Cada uno en su línea. Tratando de 'vender' su mejor cara. Pero las imágenes no mienten. Son implacables. Delatan si finges o eres natural. Sólo hay que observarlas detenidamente, con la frialdad que se analiza una radiografía. Inténtalo. Ya verás como realizas un análisis más certero que el nuestro. Hoy, la ministra de la gripe A y el no al tabaco.


¿Qué no le falta nunca a Trini? Una sonrisa. Me recuerda al gato de Alicia en el País de las Maravillas que goza de la facultad de desaparecer hasta que sólo queda su enorme sonrisa. Te la imaginas mandando destituir a alguien sin abandonar tan amable rictus. Y no voy a criticar yo tan sana costumbre porque suelo de reírme de todo, en primer lugar de mi misma. En Jiménez la risa no expresa una intención gamberra, ni una actitud irónica ante la vida. Es un accesorio como los pendientes o su sedosa melena rubia. Un gesto de buena voluntad, un arma política con la que relajar al contrario para que baje la guardia.

Al principio se agradece pero unos minutos más tarde ya te has dado cuenta de lo forzada que resulta y de lo poco o nada que acompaña a sus palabras. Y eso que a la titular de Sanidad no se le puede acusar de ser esquiva o malhumorada. La prueba es esta foto. Se la pedí y accedió a salir al patio, incluso mando a los fotógrafos profesionales -no como yo- y a los colegas de la prensa que nos concedieran unos segundo para posar antes de rodearla y acribillarla a preguntas que saben que va a contestar insulsamente.

Ella es una política. Es decir conoce las reglas. Unas veces haces de sparring y otras lanzas tu el golpe. Vale que pasaba por allí y se fijó en Zapatero y medió para que le recibiera Felipe González. Pero otros tuvieron menos relevancia y han obtenido un premio mejor. Bueno, es cierto que Zapatero la impuso como alternativa a Gallardón en las famosas municipales de 2003. Aunque su hora -ese momento de gloria que ella ya había perdido la esperanza de vivir- llegó en 2008 cuando el presi la pidió que no se largara de vacaciones de Semana Santa porque la iba a nombrar ministra.

Trini está feliz. Con la gripe A logró autoencumbrarse como una profesional de primera línea. Incluso cuando supimos que el asunto se había sacado de quicio, logró mantenerlo bajo control mediático. Ahora, vuelve a la carga con la campaña antitabaco. El slogan 'Defiende la noche' que han lanzado los bares de copas le servirá para darse impulso. Da un golpe de melena y atrapa los problemas entre su largo cabello. Se ajusta el traje -ella lo prefiere entalladito- y enseña los dientes. Digo, la sonrisa.

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