Por Pilar Portero
Nos piden el voto. A cambio de solucionar problemas como por ejemplo, el paro. Son políticos. Unos por vocación y algunos, por casualidad. Aquí nos damos el placer de diseccionarles como si se tratase de un estudio de anatomía. Con la suavidad de un bisturí recién afilado. Hoy, la líder de UPyD. Una mujer que provoca pasiones divergentes. Y a la que la comparación con Nick Clegg ha puesto de moda.
Una personalidad tan cromática es inevitable que se exprese sin medias tintas. Y que decir de esa capacidad de seducción que la hace temible entre la competencia. Rosa Díez es consciente de su proyección y aprovecha cada resquicio para diferenciarse. No es una más de la manada de políticos que pueblan las Cortes Generales. La chaqueta amarilla evidencia la intención de no pasar desapercibida. Aunque lo mejor es, sin duda, el boli-jeringuilla de tu2is.es que sostiene en la mano. "Qué divertido! Es una idea genial!", me dice entusiasmada.
(Esta es nuestra personal tarjeta de visita. Una igualita a la que le dimos a Rosa Díez)
Sonriente y atenta, cuida a la prensa sin pasarse. El ratio de rentabilidad de su único escaño es el más alto del Congreso. Para algo le servirán los 37 años de sus 58, que lleva dedicada a la política -desde que en 1973 entró en UGT-. Segura de si misma y arrolladora, ha logrado poner de acuerdo al resto de partidos en torno a ella: todos la critican por hache o por be. Una tendencia a la que se suman algunos periodistas mediatizados.
Sin embargo, en la calle existe otra percepción. Luce el título de política mejor valorada, según el CIS, desbancando del podium -por primera vez desde que es presidente- a Zapatero. Ese compañero de partido que ganó las primarias en las que ella resultó última en el Congreso del PSOE del año 2000. Una formación que no hubiera abandonado si el 'talante', del que presume el presi, permitiera disentir.
Rosa Díez elige su vestuario con el mismo cuidado e intención que sus palabras. Miras al hemiciclo desde la tribuna de prensa y enseguida la distingues entre los 350 diputados -en el hipotético caso de que no faltara la mayoría-. El rojo, un tono reincidente en su armario, lidera un elenco de prendas en colores y estampados visibles desde las antípodas con poco que se esfuercen. Como es delgada y sigue la moda, se atreve con los últimos hits de la temporada, entre los que nunca faltan gafas a juego. Adicta a los broches modernos y a las pulseras aunque los collares descomunales también le tientan. La joyería delicada -es que no le falta de ná- la reserva para los momentos más duros y sobrios. Y es que hay que ser estratega hasta cuando decides que pendientes te cuelgas. ¡Qué os habíais creído!
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viernes, 23 de abril de 2010
El estilo de los políticos: Rosa Díez
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Qué bueno el boli que teneis de tarjeta de visita, Pilar.
ResponderEliminarBesos
Gran boli!.
ResponderEliminarY aprovechando a ver si Rosa se pasa de visita, sólo tirarle de las orejas por una de sus pocas cagadas desde que está en el congreso: Rosa, querida, apoyar a Garzón haciendo uso de la libertad de expresión y poner de manifiesto la mierda de justicia que hay en este país y las causas detrás de ello difícilmente es "un intento de subvertir el Estado de Derecho y el orden constitucional".
Con frasecitas como esas, me sé de muchos de mi círculo que te votaron en 2008 y que van a dudar mucho repetir en 2012 (o cuando toque).
Muy guapo el boli. Aunque más que una dosis parece una inyección letal.
ResponderEliminarLos utilizais solo para pelotear a politicos o tambien habeis pensado en venderlos para fidelizar a vuestros abnegados lectores?