Por Pilar Portero
No me digas que no tiene su morbillo tumbar a los políticos en este peculiar diván y jugar a psicoanalizarles a través de sus gestos públicos, de su atuendo y de sus palabras. Hoy te presentamos a la diputada de Coalición Canaria en el Congreso. Su voto suele ser decisivo en más ocasiones de las que te imaginas.
Ana Oramas posee un pronunciado amago de melancolía en su mirada. Aun cuando está risueña, sus ojos disienten. Solícita, atenta, siempre disponible. Pero también dura y obstinada. Junto con su otro compañero de partido, José Luis Perestelo, deben sentirse bichos raros. En el Congreso, al pertenecer al Grupo Mixto, sus colegas pasan de ellos con frecuencia. Excepto si su voto puede salvar por los pelos algún decreto, como por ejemplo el tijeretazo antidéficit. En su comunidad tampoco les comprenden y en más de una ocasión se les ha acusado de ser menos nacionalistas de lo debido.
Me fije en ella en una comisión de Trabajo e Inmigración en mayo de 2008 cuando al ministro Corbacho le tocaba defender la indefendible directiva de retorno de inmigrantes. Entonces todavía era alcaldesa de La Laguna y sabía por experiencia que las nuevas medidas sólo agravarían el sufrimiento de tantos menores extranjeros varados en España. Yo estaba encendidamente en contra de esa xenófoba directiva que el Gobierno había asumido como suya y que le costó el puesto a Borrell en Europa por oponerse. A Oramas le sobraban argumentos y estaba tan cabreada como yo. Así que, me gustó.
Su dimisión como alcaldesa de La Laguna en noviembre de 2008 cogió por sorpresa y dio para múltiples especulaciones. Que si se estaba preparando como alternativa a Paulino Rivero -presidente del Gobierno de Canarias-, se había acabado el presupuesto urbanístico, que se le quedaba pequeño el municipio... Ella optó por seguir trabajando.
Con ese bronceado suave de su tierra, todo le sienta mejor. Su estilo es más bien sport. Nada que ver con el de otras diputadas, sobre todo peperas, que a menudo parece que van a un bautizo en lugar de a las Cortes. Alguna vez me la he cruzado en el H&M de Gran Vía, en el que también compran otras colegas de escaño. Suele combinar blazers de colores con pantalones sobrios. Un atuendo fácil cuando de lo que se trata es de no equivocarse. Yo le recomendaría que se arriesgase y se liberase de esa tendencia grisácea que los señores diputados imponen con su aburrida elección.
Otros políticos con estilo propio:
El estilo de los políticos: Celestino Corbacho
El estilo de los políticos: Esteban González Pons
El estilo de los políticos: Trinidad Jiménez
El estilo de los políticos: Cristobal Montoro
El estilo de los políticos: Mª Teresa Fernández de la Vega
El estilo de los políticos: José Luis Ayllón
El estilo de los políticos: Pepe Blanco
El estilo de los políticos: Soraya Saénz de Santamaría
El estilo de los políticos: Rosa Díez
El estilo de los políticos: Eduardo Madina
El estilo de los políticos: Josep Sánchez Llibre
El estilo de los políticos: Paco Fernández Marugan
El estilo de los políticos: Álvaro Nadal
viernes, 25 de junio de 2010
El estilo de los políticos: Ana Oramas
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