miércoles, 30 de junio de 2010

La senyera por delante y la rojigualda por detrás

Por Cañil y Portero
¿Te imaginas un traje diseñado en exclusiva con las banderas catalana y española? Ideal para que Zapatero, Rajoy, Montilla o Mas brindasen embutidos en él, con cava y en privado, por la sentencia del Estatut. Todos salvan el pellejo con sus votantes y ante la opinión pública. En los próximos días interpretarán su comedieta pero para septiembre el tema estará amortizado. No dejes que te la peguen...

Este asunto del traje y la bandera comenzó de una manera tan boba como la actitud entre el estupor, la ofensa y la satisfacción que hoy nos ha regalado la clase política. ¿Por que la bandera inglesa se usa tanto en moda y las demás no? Preguntan nuestras hijas a punto de ser facturadas al Reino Unido para estudiar inglés. Es más fácil explicar por qué otras enseñas han pervertido su esencia monopolizadas por grupos que las han convertido en estandarte de su ideología que argumentar el tirón fashion de la Union Jack. ¿Cómo es posible que te sientas incómodo envuelto en la grafía de una parte de tu identidad?

La española, excepto con la excusa del Mundial o salvo que vivas en el extranjero, se la ha apropiado la derecha, la catalana envuelve el fervor nacionalista, la norteamericana simboliza el imperialismo feroz... Y aunque teoricemos sobre su uso y abuso, lo cierto es que no nos atamos la banderita a la muñeca por lo que los demás puedan pensar. Así que no nos tomen el pelo en exceso. Hay algunas cosillas que no podemos olvidar.

La primera, que todos, desde Zapatero a Rajoy, pasando por Montilla y Mas (CiU) están encantados con la sentencia. Por mucha manifestación que convoquen el diez de julio. Todas las voces, gritos, andanadas, son con la boca pequeña, porque era tal el desaguisado que se había organizado, que todas las fuerzas políticas del arco constitucional estaban asustadas.
Los socialistas, porque aún no han maldecido suficiente aquel día en que Zapatero se comprometió ante Maragall a respetar el Estatut que saliera del Parlamento. Entre ZP y el ex presidente y ex alcalde Maragall se inventaron un problema que no existía. Nadie en Catalunya clamaba por reformar el Estatut.

Los populares, porque recurrieron al Constitucional sin medir los tiempos. Recurren más de cien artículos y no se dan cuenta de que cuando el Constitucional se pronuncie habrán pasado cuatro años y con ese Estatut, aprobado por las Cortes y los catalanes en Parlamento y en referéndum, han estado legislando cuatro años y de esa ley penden cientos de ellas que se han aprobado en este tiempo. Pero sobre todo, lo que le aterraba a Rajoy y a su candidata en Catalunya, Alicia Sánchez-Camacho, es que con una sentencia en contra y brutal, podían convertirse en un partido catalán residual, devorados además por la extrema derecha que defiende el burka a ultranza.

Montilla salva el pellejo, aunque convoque a la mani para mantener las formas. Las dos cosas clave que dice la resolución del Constitucional -ojo, a falta de leer entre líneas- son que el termino nación no tiene valor jurídico. Una perogrullada, porque el termino nación esta incluido en el preámbulo y está por ver que los preámbulos tengan valor jurídico. Dos, porque diferenciar entre nación y nacionalidad tanto para el ciudadano de a pie como para el que va en Mercedes -si no es un experto constitucionalista y alambicado- es un chorrada. Los socialistas mantendrán el tipo en la campaña electoral y escenificarán una pelea con el PSOE, teatro necesario para la campaña electoral de otoño.

La segunda, sobre la lengua catalana. Hoy el catalán está más que protegido y vivo en todas las instituciones, por más que se haga con que acota algo en el texto.
En cuanto a CiU, es la que más ruido montará, porque Artur Mas tiene mucho miedo a los locos de extrema derecha del burka -a la vista está, que se ha sumado a esa guerra idiota- y a los independentistas de ERC, por muy quemados que estén tras su paso por el Gobierno tripartito.

Así que, sí, todos harán ruido en las próximas semanas, pero por lo bajo suspiran con alivio por la solución del Constitucional. Claro, eso no impedirá que veáis sesudos argumentos en contra y a favor. Y también gilipolleces dichas de uno y otro lado. Hace una semana, un mes o seis meses, nadie hubiera pensado que se iba a salir de ese mogollón inventado una solución como la que se han encontrado ayer por la mañana.
Poner sordina a todo lo que oigáis. Quedan julio y agosto por delante. A la vuelta del verano y con la recesión de nuevo amenazando para el tercer trimestre del año, el Estatut será un recurso manido de la campaña electoral para gobernar en Catalunya. Lo utilizará CiU. Y veremos.

2 comentarios:

  1. Puedo estar de acuerdo con la entrada pero creo que falta un: "siga leyendo". La entrada anterior, "El populismo, contra la izquierda y la derecha", no debería quedar descolgada ya que una de las consecuencias del cansino estatut sí, estatut no, es el cansancio y la desafección política y con ello ya se sabe, populismo, nacionalismo y demás. A veces jugar con el tiempo provoca malas pasadas.

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  2. No lo pillais, desde catalunya existe una fuerte y creciente sensacion que la fractura con el resto de españa tanto en lo economico como en lo social y cultural no para de crecer. Despues de esta sentencia muchos que pensabamos en la posibilidad de una solucion federal a medio plazo nos hemos quedado sin argumentos y con una importante cara de tonto/a. El concepto de autodeterminacion es de base popular y no esta demasiado representado politicamente, pero la manifestacion del 10 de julio marcara una inflexion en como se ha abordado el tema catalan.

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