Por Pilar Portero
Piensa un segundo ¿con cuántos burkas te has topado en España?. Y no vale contestar 'en el telediario'. La manipulación en abstracto es una ofensa contra la inteligencia que cualquiera se considera capaz de identificar. Sin embargo, cuando se nos administra por vena como es el caso de la prohibición, o no, de usar burka, que el poder político en complicidad con los medios de comunicación ha decidido convertir en asunto de estado, nos lo comemos con patatas.
Leo 'El Senado pide que se prohiba el burka con los votos de PP, CiU y UPN', y lo que hasta ahora era un cabreo que iba in crescendo cada vez que sobrevolaba titulares semejantes, estalla. Por principio estoy en contra de las prohibiciones y a favor de la libertad individual. Prohibir jamás provoca un cambio de comportamientos o de hábitos. Todo lo contrario, incita a mantenerse férreo en las convicciones. Los 47 países miembro del Consejo de Europa aprobaron ayer mismo una resolución en contra del veto al velo integral. ¿No será mejor promover la educación de esas mujeres para que no tengan que depender económicamente ni de su marido ni de su familia y puedan entonces disfrutar de autonomía?
Yo nunca me he cruzado con una mujer -u hombre, vete tu a saber- con burka en ninguno de los lugares de España por los que he pasado. En países árabes, si. Pero aquí, no. La prueba es que cada vez que mandan a un fotógrafo o cámara a capturar imágenes de burkas tiene que acabar pidiendo a alguna embajada u ONG el favor de que saquen de debajo de las piedras a alguna mujer que lo use. Las razones que esgrimen los partidos que han votado la censura, por seguridad y por discriminación, no se sostienen.
Desmontemos el tema de la seguridad. Cuando nuestra ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, lanzó la alarma de la Gripe A, se agotaron las mascarillas. Tras ellas, la gente temerosa de pillar la pandemia, se escondía y resultaba difícil de identificar. ¿Por qué resucito ahora ese episodio de 'creatividad informativa? Pues porque según alegan los políticos que han promovido la prohibición y los medios que han colaborado en construir esta enorme bola, el uso de burka al impedir identificar a la persona que lo viste, mantendría en el anonimato a un posible terrorista. Maneras de esconder el rostro existen multitud y cuando un grupo terrorista tiene previsto atentar, nada le frena.
A mi el burka no me gusta. Nada. Tampoco que traten de manipularme. Ni que me dicten lo que debo pensar dado que carezco de criterio suficiente para argumentar por mi misma. Pero no resucito a la Santa Inquisición y la dedico a quemar imbéciles. Que el burka es un recurso facilón y recurrente se pone de manifiesto en la tendencia de los diseñadores de moda a emplearlo para llamar la atención de los bobitos de prensa de turno. Los espabilados, lo obvian y hasta se pelean con sus jefes con orejeras de serie para no caer en la trampa. Así que si una señora decide ponerse un burka considero que está en su derecho a pasearse libremente con esa prenda por la calle, sin entrar más consideraciones. ¿La obligan? Seguramente. ¿Qué pasará cuando no pueda usarlo? Quedará confinada en casa. Porque no creo que Alicia Camacho o Mª Dolores de Cospedal vayan a ofrecerla un trabajo en el PP, por ejemplo, para que pueda cambiar su atuendo 'discriminatorio' por un traje de chaqueta.
La campaña por la prohibición del burka y niqab que se inició y extendió en Cataluña con la clara vocación de impedir que los partidos de ultraderecha sumaran votos, resulta en realidad innecesaria. El Estado tiene en sus manos mecanismos legales como la Ley de Extranjería.
Fíjate que hasta me apetecería regalar el burka a algunos personajes a los que preferiría no volver a ver la cara en mi vida. Y me abstengo.
jueves, 24 de junio de 2010
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ResponderEliminarPiensa un segundo ¿cuántos atentados has vivido en España en persona?. Y no vale contestar 'sólo en el telediario'. La manipulación en abstracto es una ofensa contra la inteligencia que cualquiera se considera capaz de identificar. Sin embargo, cuando se nos administra por vena, como es el caso, de hacer de ETA un problema nacional, que el poder político en complicidad con los medios de comunicación ha decidido convertir en asunto de estado, nos lo comemos con patatas.
ResponderEliminarErgo, que no se gaste más dinero en perseguir a los asesinos etarras.
¿Has visto cómo se puede decir una estupidez homóloga a la tuya?
Pilar,
ResponderEliminar¿Cuanto me gusta a mi el uso del burka? Nada.
¿Cuan de acuerdo estoy con tu argumentacion? Completamente de acuerdo.
Por cierto, hace tiempo que os sigo a Ana i a ti y no siempre comparto al 100% vuestra opinión aunque siempre me parece interesante conocerla. Gracias por seguir publicando.