viernes, 21 de mayo de 2010

El estilo de los políticos: Mª Teresa Fernández de la Vega

Por Pilar Portero

Con menos sueldo y más problemas, nuestros políticos continúan posando para nuestra sección. Tan normales y corrientes como cualquier hijo de vecino pero con una responsabilidad elevada: nuestro futuro pende de sus decisiones. Al menos en parte. Aquí les diseccionamos sólo para ti. Hoy, la todavía vicepresidenta primera del Gobierno de Zapatero.


Es adicta al morado. Yo también pero me controlo. Mª Teresa Fernández de la Vega, en cambio, se abandona a cualquier declinación, lila, malva, violeta... y opta siempre por el look total. Es decir, si se levanta y elige beige -como vestía anoche en la rueda de prensa de los recortes económicos-, su camisa, su blazer y su pantalón serán exclusivamente de ese tono. El día que disparé esta foto, el pasado miércoles cuando Zapatero realizó una enmienda a la totalidad de su gestión acuciado por la amenaza de terminar como Grecia, De la Vega no atravesaba su mejor momento. La pillé en el pasillo circular que gira alrededor del hemiciclo. Posó sonriente pero en movimiento. Tres veces se paró y cuando saltaba el flash echaba a andar. Imposible que se esté quieta.

La vicepresidenta primera y portavoz camina con la cabeza alta, muy digna, como si no le afectara que tras haber cumplido con el papel de 'mala' dentro del Gobierno que le asignó su jefe con dedicación y firmeza, ahora la haya relegado. Así, como suele el presi solucionar los asuntos desagradables de encarar, sin dar explicaciones ni tan siquiera las gracias. Debe ser duro que los que te temían, ahora murmuren a tu paso y hagan apuestas sobre tu sucesor/a. Sin embargo, ella continúa prestando el rostro para que se lo partan en ruedas de prensa o donde haga falta mientras al 'boss' le masajean el suyo los pelotas de turno.

MªTeresa, a la que Sonsoles Espinosa lleva años deseando ver en la distancia y no en la proximidad de sus dos pabellones en la Moncloa, dicen que se ha ganado su fama de rottweiler. Una parte fundamental de su trabajo consistía en apretar las tuercas y repartir el poder dentro del Ejecutivo, siguiendo las instrucciones previas de Zapatero. Ya fuese látigo en mano o con una palmadita en la espalda. Un fin que justificaba los medios, en la mejor acepción del maquiavelismo. En su relación con la prensa ha conjugado amabilidad con una ración -variable en función del interlocutor- de información.

Delgadísima, tanto que los asesores del presidente tiemblan cada vez que ella, Zapatero, Rubalcaba y Salgado se sitúan juntos para una foto por la imagen tan desmejorada que proyecta el grupo de flacos. Con los ojos bien abiertos enmarcados en multitud de finas arrugas, De la Vega destaca. No se si por la intensa sombra de ojos, por su figura enhiesta o porque, en el fondo, está de vuelta de todo. Hasta de Pepe Blanco.

Otros políticos con estilo propio:
El estilo de los políticos: José Luis Ayllón
El estilo de los políticos: Pepe Blanco
El estilo de los políticos: Soraya Saénz de Santamaría
El estilo de los políticos: Rosa Díez
El estilo de los políticos: Eduardo Madina
El estilo de los políticos: Josep Sánchez Llibre
El estilo de los políticos: Paco Fernández Marugan
El estilo de los políticos: Álvaro Nadal

1 comentario:

  1. Buf, a mí la imagen de esta mujer se me atraganta. Cuando su enviada soltó aquello de "Hay que identificar un proyecto, preferiblemente con mujeres, para que la Vicepresidenta se haga una foto"... mucha gente comentó aquella prioridad con indignación e incredulidad. Era comprensible: cooperantes que conviven con la miseria y las necesidades de repente se encuentran organizando una cumbre alrededor del tema de "La mujer" (por lo demás ultra-ambiciosa: África - España / continente - nación. Para muchos, los de allí, de una prepotencia insultante).

    Fue hace un poco de tiempo ya, y sólo el germen de la celebrada recientemente; fue cuando se estaba destapando lo de la crisis aún (cuando todavía el Gobierno decía que no había pero sabía que llegaba). Quería esta mujer, la Vicepresidenta, hacerse esa foto a toda costa, costara lo que costara (millones para traer a tanta gente y mantenerla). Una cumbre desangelada, pura imagen: sin medidas y sólo declaraciones biensonantes. Los expertos, directamente no convocados, en sus casas. ¿Y capital para implementar medidas? Cero. El capital era para reservar hoteles, vuelos y visitas con foto y discursos "al más alto nivel".

    Y fue en un país en vías de desarrollo, con elevados índices de maltrato. Un país donde me decía una mujer local: "aquí, cuando una mujer desaparece la policía no investiga o no lo hace con interés. Con frecuencia, los hombres hacen desaparecer el cuerpo asesinado comiéndoselo".

    Afortunadamente, ante aquella cumbre tan vacía de contenido nadie si sentió llamado/a a participar. Ante la perspectiva de ser un fracaso, España canceló el plan. Sólo para retomarlo un par de años más tarde y dar ese espectáculo España-África. Ahora cuela mejor: somos los representantes de turno de la UE.

    A mí, De la Vega me produce verdaderas náuseas no sólo como todos los que personifican la falta de escrúpulos del típico politicucho que sólo visita las residencias y besa niños durante la campaña electoral, sino porque se vale del drama humano más atroz: uno de los sectores más indefensos y en un país pobre, el de la mujer, para intentar adornar su imagen.

    Y funciona. Mucha gente me ha dicho: qué mujer más comprometida, cómo va a todas partes, cómo se preocupa por tal y por cual cosa...

    Sí, debería servir para que se pusiera morada. O roja al menos; pero de vergüenza.

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