Por Pilar Portero
"¿Te quieres venir a la central de ciclo combinado que tenemos en Tanger?. Es la primera que logra la certificación medioambiental ISO 14001 en África". Hace tres meses que leí "El tiempo entre costuras", un best seller patrio en el que la ficción y la historia están hábilmente tejidas. Una parte transcurre en un impredecible Tanger. Lo que sumado a las ganas que tenía de visitar una planta de estas características me anima a la excursión expres. "Por supuesto", le respondo a Maribel Galvez de Endesa, la eléctrica que comparte la titularidad de Tahaddart junto con el estado marroquí y que cubre el 10% de la demanda del país. Este es el relato de un descubrimiento con la Harinezumi 2 en la mano.
Eucaliptos, acacias, casaurinas, palmeras y la permanente línea azul que dibuja el mar a lo largo de la carretera que conduce a la central, te rompen los esquemas. Esto no es el desierto. Ni Tahaddart una central típica. Todo a su alrededor es diferente. A 10 km de Asilah, se oculta entre la desembocadura del río que le presta el nombre y el Atlántico. Pintada en color cielo y con la chimenea 15 metros más baja de lo habitual, la invisibilidad era una de la exigencias que el propio rey Mohamed VI impuso para su construcción. En realidad, el monarca acabó modelando su aspecto. Incluso hubo que plantar cerca de 11.000 árboles para reforestar la zona.
El temor a acabar con un paraje tan salvaje tuvo pendiente a la prensa y a la opinión pública cuando en 2005 se puso en marcha este ciclo combinado. Una tecnología que obtiene un rendimiento superior al poder sacar partido por segunda vez a los gases de escape y que cuenta con la complicidad de las aguas del caudaloso río Tahaddart, que son devueltas al cauce una vez enfriadas tras su utilización. El miedo, sin embargo, se ha tornado en ventaja porque la central de energía eléctrica es la primera de Marruecos en poner en marcha un ambicioso programa de gestión ambiental, gracias al que ha logrado hace cuatro meses la certificación internacional ISO 14oo1.
Su presidente es un profesional cosmopolita, absolutamente integrado en la vida al otro lado del Estrecho, Jose Luis Alfaro -en la imagen de la izquierda con el rey de España y el de Marruecos, el día de la inauguración-, que también se sale de la norma. Es ameno, interesante y divertido. Un hombre sin edad a pesar de tener nietos. Las cifras en su boca resultan un relato apasionante. Casi 300 millones de euros de inversión. "Fue la primera vez que un banco marroquí se atrevió a financiar un 75% de una inversión de este tipo. Ahora, cuando se ha empezado a hablar de un hipotético segundo ciclo combinado me han llamado todos los bancos marroquíes porque es un bombón. Este año recuperaremos el 25% de lo que puso Endesa -que posee el 32%, junto al 48% de la Oficina Nacional de Electricidad (ONE) marroquí y el 20% de Siemens- con una tasa de retorno del 23%".
Un viento insolente hace volar los cascos que cubren las cabezas del reducido grupo de periodistas que la recorremos. Mi camarita tiembla agitada por el fuerte aire pero sigue chupando todos los colores vibrantes. Al entrar en la nave, prefiero no ponerme tapones. El potente ruido de la turbina repercute en el cuerpo. Es una sensación placenteramente perturbadora. Para un rato corto, claro. En el subsuelo, la conexión de 13 km al gaseoducto que conduce el gas argelino "de excelente calidad y que emite la mitad de CO2 que una central de carbón", según explica Alfaro.
(Con mi Harinezumi, un juguete que engancha, en la sala de turbinas)
Argelia es el tercer exportador de gas natural a Europa y una parte significativa se transporta por el gaseoducto que atraviesa Marruecos. El problema es que la relación rota entre ambos países, desde la guerra de las Arenas de 1963 y certificada cuando en el año 1975 Marruecos tomó el Sahara Occidental, impide disponer de un porcentaje de gas superior al 7% del estipulado como derecho de peaje. Un tanto por ciento que Marruecos inteligentemente aprovechó para construir esta central de la que Endesa tiene el usufructo por 20 años y la garantía de que toda la energía que produzca la adquiere el Estado, lo que supone unos ingresos de 6 millones de euros al mes. "La posibilidad de poner en marcha un segundo grupo aprovechando las sinergias sería muy rentable, pero como Argelia firma el contrato del consumidor último y obliga a la otra parte a especificar a quién va a vender ese gas, no consentiría que Marruecos fuese el beneficiario", aclara el presidente de la central.
Nos cruzamos con algunos de los 40 empleados, el 90% marroquíes, que disponen de un espacio para la oración tal como manda el Islam, mientras yo acabo de inmortalizar la central. Comemos en Asilah, en Casa García. Un restaurante casero en el que Felipe González, Trinidad Jiménez, Leire Pajín o José Antonio Alonso han estampado su firma y satisfacción al finalizar el festín. El dueño nos deja un cuaderno con espiral en el que todos los famosos que pasan dejan un comentario. Mientras, Paloma Mateo, responsable en gran parte de que la central luzca la certificación medioambiental ISO 14001 relata orgullosa los rigurosos controles y las exigentes normas medioambientales que han incorporado a la planta. Ahora, tras la selección de residuos sólidos que ya está funcionando, están pendientes de cambiar toda la luminaria por lámparas de bajo consumo y de implantar un sistema de tratamiento de agua de ósmosis inversa.
Una cena en el mítico, misterioso y decandente hotel El Minzah de Tanger. El mismo en el que durante la segunda guerra mundial se alojaban nazis en un ala y aliados en la contraria y los espias se confundían de bando mientras los artistas más glamurosos de Hollywood disfrutaban de un cóctel en su patio. En una mesa próxima, entre pastelas, cus-cus y bailarinas de danza del vientre, uno de los empresarios más poderosos de Marruecos celebra las 24 primaveras de su sobrehumana novia, a la que algunos habíamos adjudicado el papel de nieta. A mi me da para imaginar una excitante novela de intriga. El tiempo aquí no tiene prisa. Lo malo es que la dichosa cámara, con su perfecto efecto vintage, no responde sin una potente luz natural.
Algún día continuará....
lunes, 3 de mayo de 2010
Viaje a Tahaddart con mi Harinezumi 2
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Una queja. Por supuesto, esta central es un nuevo respaldo de España a Marruecos y una nueva patada a las posibilidades de libertad de los saharauis.
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