Por Pilar Portero y Ana R.Cañil
Zapatero no acaba de dar con el nombre y ha hecho correr la voz por si alguien encuentra lo que busca. Si Corbacho fue contratado para solucionar la inmigración, ahora el Gobierno se lo juega todo al empleo. ¿Entonces queréis un Botín o un Amancio Ortega? preguntamos a un colaborador del presidente. "Una especie de Botín no estaría nada mal".
"El perfil está claro pero todavía no se ha elegido a la persona. No quiere ni a un político, ni a un catedrático, sino a un excelente gestor que haya demostrado que sabe como crear puestos de trabajo. La crisis puede esperar al año nuevo, ahora lo que importa es que se gestione correctamente el empleo. Que se pongan en marcha políticas activas, que las oficinas del paro funcionen mejor y que la gente vuelva a tener una nómina". Así se expresaba uno de los hombres del presidente, en privado, a finales de la semana pasada.
¿Y qué puede ofrecer Zapatero a un exitoso ejecutivo para que abandone la empresa para ganar menos y arriesgar su prestigio profesional? Porque seamos realistas, ser ministro de Trabajo hoy en día es un regalo envenenado. Puedes lucir el título en la Wikipedia y colgar tu retrato en la galería de ex ministros pero dispones de un año para obrar el milagro: reducir el número de esos cinco millones de parados, el 20% de la población activa y la cifra más alta de la Unión Europea, además de la primera preocupación de los españoles. Será el arma arrojadiza contra el Gobierno Zapatero en todas las confrontaciones electorales, hasta las generales del 2012.
Por eso, el presidente ha pedido a sus colaboradores que le ofrezcan nombres de gestores, procedentes del sector privado y capaces de acabar con la maldición de los parados. No será un político ni un catedrático, afirman las mismas fuentes de La Moncloa. Es decir, nombres como Octavio Granados o el irónico Ramón Jáuregui que lanzó Eduardo Madina desde la tertulia de "A vivir que son dos días", no tienen recorrido. De momento.
¿Quién puede dar nombres" Pues Javier Vallés, director de la Oficina Económica, el propio Miguel Sebastián, pese a las horas muy bajas que atraviesa y hasta empresarios con los que el presidente habla de vez en cuando, como Florentino Pérez, Emilio Botín e Isidro Fainé, podrían ser consultados para ver si conocen a un valiente que toree con un astado de nombre "Paro" y que sea capaz de gestionar la conexión entre el INEM y las empresas de trabajo temporal (ETT). "Es una tarea ingente, porque además hay que sacar algunos servicios del INEM para pasarlos a las ETT y rastrear algunas de estas empresas: Las mejores están en internet y lo están haciendo muy bien" nos apuntan dos expertos consultados, que conocen el mundo laboral pero le dirían "no" a Zapatero.
¿Nombres concretos? De momento, en La Moncloa no hay lista exacta. Por eso, ofrecemos algunos de los que hemos recogido entre unos cuantos economistas y políticos consultados, nombres de prestigio que podrían ayudar al presidente del Gobierno a rellenar ese "Se busca ministro de Trabajo". Ahí van:
Juan F. Jimeno, uno de los sabios del Servicio de Estudios del Banco de España. Es autor de varios paper de indiscutible prestigio, tanto en publicaciones nacionales como internacionales.
Valeriano Gómez, ex secretario general de Empleo. Tiene un problema, que sabe de que va la vaina y ya salió harto en el 2006.
Juan A. Herce, socio director de Analistas Financieros Internacionales (AFI). Otro nombre de reconocido prestigio, excelente conocedor de las ETTs en toda España. Tendría que estudiarse los recovecos insondables del INEM, pero le sobra capacidad.
Jesús Cruz Villalón. Tiene el problema de que es catedrático de Derecho del Trabajo y Zapatero no quiere teóricos, pero quienes le conocen aseguran que sabe gestionar y lo haría bien.
La cuestión es ¿quien de estos cuatro o de otros muchos tiene el suficiente espíritu vocacional para inmolarse como titular de Trabajo y en un tiempo que como mucho no superará el año y medio?
Bueno, el que venga dudo que lo pueda hacer peor (aunque igual nos sorprende), por lo que tampoco deberían esforzarse mucho.
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