martes, 13 de abril de 2010

Rajoy multiorgásmico

Por Pilar Portero y Ana R.Cañil



Sus no-palabras tienen una explicación, aunque todavía no la ha dado. Puede que prefiera no hablar para que a su cara no asome ese estado de éxtasis que le envuelve desde que se ha deshecho, definitivamente, de Esperanza y Paco
Camps gracias al Gürtel y a los espías. ¿Por qué calla Rajoy? Hemos preguntado a políticos tanto del PP como del PSOE. Este es su análisis de las teorías que circulan por los medios.

Teoría de la Alharaca.
Tranquilos que no soy vuesa merced, el director de El País escribiendo una tribuna a golpe de diccionario de sinónimos vintage. Pero es que a Rajoy le encajan como un guante las palabras pelín demodé. Como alharaca o albricias. En realidad, el presidente del PP está más excitado que la primera vez que lo hizo. Por fin les llega la hora a sus rivales. "Está más animado que consternado.Se equivocan quienes le imaginan hundido", señalan fuentes populares. Ya se va consumando el sueño que acaricia desde que se destapó el Gürtel. Camps y Esperanza están out. Más el president que la presidenta, una lideresa que a consta de exigir fidelidad, está rodeada de una guardia pretoriana que daría su cargo por ella. No les deja otra alternativa.

Se han escrito tantos libros tratando de enseñar a los hombres a separar el orgasmo de la eyaculación, como titulares en la última semana explicando por qué el que puede ser el próximo presidente de España no dice ni pío sobre la corrupción. Esta teoría de la Alharaca es menos difundida, pero la más cimentada en los comentarios que el entorno de Rajoy ha ido dejando caer off the record desde que el caso de espionaje de la comunidad de Madrid y Correa estallaron en el partido. Vive en un clímax constante.


Teoría altruista

Hay quién piensa, sobre todo en el entorno del partido socialista, que Rajoy es un perroflauta oenegero. Su altruismo -estratégico claro- podría llevarle a presentar a Gallardón como candidato a las próximas generales tres o cuatro meses antes de las elecciones. Incluso dicen que es una de las razones por las cuales ZP no confirma ni desmiente su candidatura, a sabiendas de que con Gallardón enfrente tiene más posibilidades de perder que con Mariano.
La hipótesis se ha manejado en los aledaños socialistas y hasta en Ferraz. "Gallardón es su baza y va a hacer uso de ella en el momento que considere oportuno", explica un político socialista. Pero cuesta creerlo, mantiene una clásica del PP.
¡Por favor, qué estamos hablando de políticos!. Rajoy es un corredor de fondo. Algo así como el ganador de Gran Hermano, que siempre acaba siendo uno de esos que pasan desapercibidos y juegan al buenrrollismo con el resto de rivales. Su apoyo a Bárcenas y a Camps ha sido una estrategia concebida conjuntamente por la mayoría de su equipo. En algunos momentos tensos se ha roto la unanimidad, pero han seguido adelante con la dramatización. "Hemos decidido respaldar su inocencia (la de Camps y Bárcenas) y no nos vamos a rajar ahora, porque sabemos que tienen las horas contadas", me confesaba un diputado del núcleo duro el pasado mes de julio.
¿Y por qué los socialistas son los que más apuestan por esta estrambótica opción? Porque saben que Gallardón robaría votos a la izquierda y le temen tanto como a Rosa Díez, que les va a robar votos a los dos partidos.
Con lo que ha tenido que aguantar el pobre Rajoy hasta la fecha, no va a tirar la toalla así como así. ¿Os acordáis de las putadas que sus enemigos internos le prepararon unos cuantos lunes consecutivos, tras perder las últimas elecciones? Los inauguró la renuncia de María San Gil y acabó con la manifestación más surrealista que haya presenciado de votantes y militantes a las puertas de Génova pidiendo su dimisión. Y colorín colorado, le entrega las llaves de la Moncloa a Gallardón por altruismo. ¡Ja!

Teoría del agua al cuello

Ni está asustado, ni le tiemblan las piernas de miedo, ni se ha quedado sin voz de la vergüenza. Quienes piensan que no sabe cómo salir de esta es que no se han fijado en los discursos de los candidatos vencidos la noche electoral. Resulta que todos, de una u otra manera, han ganado. Que si un porcentaje mayor del electorado ha confiado en ellos o que han logrado la mayoría en Castilla-León. Siempre salen airosos de la derrota, o al menos eso pretenden hacernos creer.
Su silencio no demuestra complicidad, evidencia que se está relamiendo. Es el dulce sabor de la victoria. Y sin mover un dedo, se entiende que públicamente.

Las encuestas le siguen dando ventaja sobre el partido en el poder. La crisis económica lo hace todo, goteando día a día, sin parar, sobre Zapatero. Los sociólogos gurús -Pedro Arriola a la cabeza-que le asesoran ya descontaban el efecto Gürtel. Queda año y medio para recuperarse, pero no se creará empleo en ese año y medio.

Y además, al final, es mejor que el ruido se produzca ahora que al filo de las elecciones. Resumen: Rajoy es lo que aparenta. Siempre ha hablado poco con los suyos y fuera menos -¿no tendrá más qué decir?- y el líder está más pancho que el perro de la lotería.

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