¿Qué opina Berlanga sobre el cementerio nuclear?

Por Amiga Invisible


Queridas Dos y Sis:
Esto del ATC, el almacén central para enterrar por los siglos de los siglos los residuos radioactivos de todas las centrales nucleares que en España han sido (y son), me recuerda cada vez más a Bienvenido Mister Marshall. Fijaos que hasta uno de los pueblos que opta a poner la lápida al 'cementerio' se llama Villar, eso sí, de Cañas y no Del Río, como el de la película de Luis García Berlanga.

Y no dejo de pensar en el jugo que el gran director podría sacarle al circo patético-nacional que han montado los políticos y el papel tierno-cutre-lux de los alcaldes de pueblo que, abucheados y amenazados por los mismos políticos que primero les invitaron a concursar por el ATC, se abren paso para dar, cual Pepe Isbert, una explicación a sus ciudadanos (... de Yebra, de Ascó, de Vilar de Cañas, de Albalá..., así hasta 12).

"¡Como alcalde vuestro que soy os debo una explicación y esa explicación que os debo, como alcalde vuestro que soy, os la voy a dar".

Esa explicación, si la bulla mediática se lo permitiese, podría ser la siguiente: resulta que en 2006 el Parlamento español, con el apoyo de los grandes partidos -el PP de Cospedal, que ahora amenaza con expedientar a sus alcaldes manchegos- y de casi todos los pequeños -también el catalán Joan Herrera, que ahora encabeza la manifestación-, aprobó la construcción de un único cementerio para la basura inevitable que dejan las nucleares (gran error humano). Mejor uno y bien resguardadito, se pensó, que los 10 que, de lo contrario, habría que montar: uno por cada central. Y es que las piscinas (bonito nombre) donde se guardan ahora los desechos están a punto de rebosar.

Al reclamo del concurso para optar al ATC, más ayuntamientos de los esperados acaban de presentar sus candidatura para disgusto de los hipócritas políticos de administraciones que se creen superiores y fueron los promotores del proyecto. ¿Incompetencia? ¿contradicción manifiesta? ¿miseria humana?

Bueno, de momento, los vecinos, como los del filme de los años 50, soñarán por la noche, quizás no con un tractor sino con un cuatro por cuatro, y no faltarán críticos honrados contrarios a lo nuclear y críticos miserables: "¡si me beneficiara yo lo apoyaría!" O, "yo soy partidario, pero que se lo coloquen a otro!".

Sin más, vuestra amiga.

Nota de Ana y Pilar: Nuestra amiga invisible es en realidad tan visible y tan experta que preferimos aprovecharnos de su conocimiento y no desvelar su nombre. No la merecemos pero...