Después de emocionarnos con las épicas imágenes de estudiantes franceses abanderando las manifestaciones galas, hemos preguntado a nuestros políticos que pasaría si el virus revolucionario provocase una epidemia. Estas son las respuestas de Blanco, Rubalcaba, Gabilondo, Pajín, Ayllón, Herrera, Sánchez Llibre...
No es un ninot, sino el mismísimo Sarkozy ridiculizado por los manifestantes |
Malpensados, los chavales no pretenden escaquearse del instituto, es el espíritu revolucionario |
Nosotras, tan primitivas como la mayoría, nos fuimos ayer al Congreso de los Diputados españoles. Mientras las calles de París y sus afueras se paraban y soportaban otro día de peleas, preguntamos a nuestros políticos, que acudían a la sesión donde se aprobarían los Presupuestos Generales más restrictivos de la historia de España.
¿Lo de Francia es contagioso para España? ¿Las movilizaciones de los estudiantes, apoyando las propuestas de los sindicatos, pueden suceder aquí?
El primero en responder, y parece que lo tenía muy claro, ha sido José Blanco. "No, aquí no hay peligro de contagio. Cada país tiene su propios problemas y forma de actuar". En cuanto a los estudiantes y veteranos que recuerdan al legendario Mayo del 68 "eso es únicamente la ensoñación de unos pocos". Pero ni un ápice de preocupación.
No nos hemos desanimado. Abordamos a Joan Herrera, ese diputados siempre con aire adolescente y progre, encima catalán, más sensible a lo de Francia. "Aquí hubo la huelga que tenía que ser. Un aviso serio al Gobierno. Yo espero que rectifiquen -los del Gobierno- y no sea necesario llegar a lo de Francia".
Pssss, no está mal Herrera, pero nos deja con la miel en los labios. Pero por allí se acercaba José Luis Ayllón, el segundo de Soraya Saénz de Santamaría, siempre tan ocurrente y amable. Cambiamos un poco la pregunta. ¿Lo de Francia es contamimante, se nos pegara? "No, porque no les queda combustible". Je, qué bueno. "Sí, si que es buena la respuesta", replica él.
Seguimos, dispuestas a sacar una cara de preocupación a algún señor diputado. Ya está. Francisco Marugán, el viejo zorro del PSOE, el hombre de los Presupuestos, de las cañerías económicas socialistas en el Congreso. Un clásico. Se para un segundo. "No hay que olvidar que la tradición política en Francia es muy republicana. ¡La cantidad de veces que salen a la calle para protestar! Y los gobiernos, sean del color que sean, se ponen muy nerviosos porque nunca han olvidado lo que paso hace más de 200 años". Pero en cuanto a que se contagie aquí, vía estudiantes, o vía protesta, sindical, "yo creo que no".
Por fin damos con otra joven permanente, una mujer como Leire Pajín, quien asegura que "las movilizaciones de los estudiantes en Francia me parecen bien. Si tienen razones para manifestarse, estoy de acuerdo. Yo también he sido estudiante. Pero aquí ya hemos aprobado las leyes de Educación y no veo razones para que se manifiesten". Nos ahorramos los comentarios, porque van a entrar al hemiciclo el ministro Gabilondo (Educación) y Rubalcaba, (Interior). Ambos, por sus carteras, quizá tengan un ápice de inquietud por la movida de los vecinos. Lo de Francia y su movida, de los sus estudiantes ¿es contagioso? Ángel Gabilondo: "Huy, espero que no" y sigue con un gesto amable, bien alejado de cualquier inquietud. Rubalcaba, escueto. "No, es contagioso ni exportable". pero ¿por qué? "Pues porque no lo es". Y punto.
Nos queda otro catalán, de talante como Josep Sánchez Llibre. Como es madurito y viajado, no se le escapa la historia como a Marugán. "en Francia hay mucha tradición de movilizaciones. Los estudiantes lo que quieren es trabajar, aunque no sé si así van a conseguir algo...".
Puede que dentro de unos días os podamos transmitir las respuestas de la ministra de Igualdad, Bibiana Aido, que ha respondido con que tiene que meditar la respuesta, y la de la diputada popular y ex ministra con Aznar, Ana Pastor, que también prefiere pensarse lo que va a decir.
En cuanto a vosotros, gentes jóvenes, maduras asqueadas, seguir mirando por encima de los Pirineos y si quieres soltar la cólera, más vale que toméis el expreso Madrid-París. Aquí no os vais a comer una rosca, según nuestra clase política.
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