Por Pilar Portero
Bayas de Goji, zapatos Masai, aceite de Argán... la vida no se acaba en la power balance. Hemos buscado otros productos que prometen bienestar para que la nueva ministra de Sanidad lleve una vida alternativa de verdad y pueda desengancharse de la pulserita holográfica sin pasar mono. Leire, tu puedes.Maquillaje Une. Primero te aprendes el manifiesto y luego te maquillas. Así, entre brochazo y brochazo, te sientes mejor con el mundo. "Estoy a favor de un maquillaje que también se preocupa por el planeta. Quiero que todo lo que entre en mi cuarto de baño sea tan natural como yo", reza el uno de los principios de la marca. Después del tuneado al que se sometió Leire Pajín a principios de año -son varios los blogs de belleza que comentaron su transformación física- busca tonos naturales que le procuran una imagen más joven y natural. Esta firma va de eso y se vende en El Corte Inglés.
Descalza o con unos Masai. La Cañil ya ha glosado los beneficios físicos y económicos de la invasión masai pero el tema no pierde intensidad. Te cruzas por la calle con alguien que parece un tentetieso andando, desvías la mirada a sus pies y, no falla, calza unos zapatos MBT o similar -que las copias a mejor precio se han multiplicado-. Para Leire hemos elegido los de la imagen de la derecha porque encajan bastante con su guardarropa.
Las bayas de Goji. Promete recuperar el chi o energía vital, al menos para eso se utilizan en la Medicina Tradicional China. Nacen en arbustos de las cordilleras del Himalaya, el Tibet y Mongolia. Eso si, su popularidad es tal que se venden hasta en los puestos de encurtidos de los mercadillos de tu pueblo. Te has preguntado alguna vez cuánto deberían costar dada su exclusividad y el largo viaje que deben recorrer desde su origen. El pasado julio la OCU pidió al ministerio de Sanidad la retirada de 10 marcas comercializadoras por su toxicidad. Tranquilos, que lo que no mata engorda. Mi amigo de Lazyblog ha elaborado un postre con ellas, un bizcocho que está de muerte.
Aceite de Argán. En Marruecos se utilizaba como combustible beréber, dado que su principal cultivo se encuentra cerca de Essaouira, pero en España, donde es el último grito, se emplea por sus imponderables efectos sobre la piel. Allí, en el suroeste de Marruecos, hasta las cabras se suben a las ramas para comer las hojas del arbusto. Su poder hidratante ha logrado que hasta a mi me hayan regalado una crema que promete milagros en cuanto me la unte. Aunque es comparable a nuestro tradicional aceite de oliva, carece de su exostismo.
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