miércoles, 21 de abril de 2010

Cuando Zapatero use su inglés en vez de quedarse pasmao

Por Ana R. Cañil

Esta mañana, el presidente del Gobierno glosa en el Congreso sus gestiones en lo que va de presidencia europea
y el papel de España en el rescate a Grecia. Lo hará en castellano. Y eso que muchos preferirían que usase el inglés. Así la comparecencia duraría menos que un polvo rápido. ¿Por qué no acaba de soltarse a pesar del esfuerzo de su profesor de inglés?

Los problemas de Zapatero para comprender y hacerse entender en Davos dieron la vuelta al mundo.

Da cierto pudor, la verdad. Antes se notaba menos, pero desde que España preside la UE, las teles nos muestran, un día sí y otro también, a un presidente Zapatero rodeado de otros mandatarios europeos, perdido, sin saber a quien dirigirse. Pese a los esfuerzos que hacen por arroparle la vicepresidenta Salgado o el ministro de Exteriores.
Y el caso es que ZP está aprendiendo inglés desde que llegó a La Moncloa, pero según alguno de sus colaboradores, una inseguridad asombrosa en esto de los idiomas o un sentido del ridículo exacerbado, le impiden utilizar lo asimilado. Increíble en un tipo tan sobrado y optimista como él.

Pero es que la empatía, a menudo, no es una cuestión de idiomas, sino de piel. Algún diputado socialista recuerda el morro que tenía Felipe González, que subsanaba la falta del inglés con los gestos, las sonrisas y el humor. Ante todo, el humor y el lenguaje corporal.
Corre una historia ya conocida, vinculada a las visitas de los presidentes españoles a la Casa Blanca que ya contó Pilar Portero. Salían de la White House Clinton y González, solos, muertos de risa y charlando, ante todas las cámaras. Al llegar al coche, Felipe le dijo a la interprete: "Dile a Bill que me diga lo que me estaba diciendo" . "Que dice que le ha dicho que Chelsea quiere estudiar español en España que ¿qué le recomienda, Toledo o Salamanca." Había dado igual que no se entendieran. Funcionaba el cuerpo a cuerpo.

Lo mismo le sucedía a González con Khol. Al líder alemán, que no hablaba bien idiomas ni le importaba, le sobraba con la campechanía. O con Mitterand, más de lo mismo. Tampoco hablaba inglés. González se manejaba entre esos lideres con el francés aprendido en el año que estuvo en Lovaina. En cuanto a Aznar, ya le hemos oído en inglés. Está en ello desde que aterrizó en La Moncloa. Y le funcionó la ausencia del sentido del ridículo y la mala educación de los pies sobre la mesa con un tipo como Bush jr. Pero aunque también produzca pudor oírle en público en inglés, se maneja en el corto con sus afines, los conservadores. Sus buenos réditos económicos le da en las universidades americanas.

"Es que saben idiomas"

Es obvio que ZP no es González. Ni tampoco Aznar. Pero entre uno y otro ¿no podría encontrar un término medio? Por ejemplo, es habitual preguntar a algún político socialista a qué se debe la influencia de Miguel Sebastián sobre Zapatero. ¿A las lecciones de economía? Pues no, la respuesta suele ser "a que sabe idiomas. Sobre todo inglés".

Lo mismo sirve para Rajoy, que habla francés y no inglés. ¿A qué se debe el éxito de Moragas, empotrado en la chepa del líder una media de 12 horas al día? preguntamos. Y la respuesta es la misma: "Qué sabe idiomas". Sin comentarios.

3 comentarios:

  1. ¿Por qué no se apuntan a una de esas maravillosas escuelas de inglés en las que si ningún esfuerzo y apenas 3 meses acabas hablando como si hubieras nacido en Londres?.

    Queda el pequeño detalle de que deberían ser ilegales por ser más falsas que las pulseras "holográficas", pero vamos, no nos vamos a parar en pequeñeces.

    Los debates en las próximas elecciones deberían ser en inglés, a ver si al menos elegimos a un presidente que no sea un inútil total, y de paso nos quitamos en este país un poco las telarañas del franquismo (en ese tema y en otros muchos), que ya va siendo horita.

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  2. No son muy duchos en la lengua de Shakespeare, un poco de francés González (Rajoy no lo sabía), menos de un poco Aznar con el inglés y Zapatero nada de nada.
    Tienen que ir siempre con la sonrisa sin saber qué les dicen.

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  3. Entre la vergüenza y el ridículo absoluto.Penoso me parece. Yo, que soy de esa época donde al estudiar un idioma, te daban la oportunidad de optar entre francés, francés o francés, me he perdido en Londres, en Praga, en Budapest... armado con un curso intensivo de inglés, a base de traducción de letras de canciones, subtítulos en pelis en versión original y un libro de texto de mis hermanos pequeños. Con esos mimbres Tarzán sería académico en comparación conmigo. Pero le ponía empeño en ver el monumento que buscaba o en regresar a mi hotel antes de la cena. Esa es la diferencia. El interés. Si uno quiere hacerse entender lo hace aunque esté en marte. Mira si no de qué estos del programa ese de "cuatro" que convivían con tribus, que eran personas normales, como tú o como yo, no presidentes de su comunidad, ni mucho menos de un gobierno,estos, decía, se iban a enterar de dónde se cagaba o qué carajo estaban comiendo ese día. El interés, mueve más montañas que la propia fe. Querer. Ahora...que viendo lo bien y ordenadita que tiene su casa zapatero, muy mucho me extraña que el resto de propietarios duerman tranquilos dejándole al cuidado del portal y el patio comunitario. Hablando el español como lo habla, sin ningún atisbo de vergüenza al colocar la firma del zorro al final de cada verdaz, honestidaz, y posibilidaz que pronuncia, lo del inglés para él deberia ser un mal menor.Lo de las poses y las posturas que adopta, que nunca sabe qué hacer con las manos, lo dejo para cuando venga el pie.

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