Por Ana R. Cañil
Me costaba hacerlo porque me gusta Rato. Su sentido del humor, su aire de cínico, su tolerancia y su cara siempre me han hecho reír, además de que le considero un animal político, un adicto a la política que este país se perdió porque Aznar no supo elegir. Pero ayer tenía razones para hablar sobre el ex vicepresidente en Caja Madrid. Hace meses que la lentitud en la fusión de la caja, la tardanza en la toma de decisiones, el consejo de administración más político de todos, son tenidos muy en cuenta por los inversores internacionales, esos fondos -los cínicos de verdad- que conocen al ex directivo del FMI, le palmean la espalda y luego se asombran ante otras personalidades europeas y españolas, de que se haya puesto al frente de esa fusión a un político de pura cepa, pero que esta por ver que sea capaz de pilotar una macro fusión de tal calibre. Encima no ha escogido un buen capataz -un CEO o un consejero delegado- que le gestione el día a día ahora que ha vuelto a las entidades de ahorro la consigna de siempre que consiste única y exclusivamente en recuperar morosos.Estaba en estas lides, llamando a economistas y expertos financieros, dispuesta a no decepcionar a mi colega de blog, la Portero, cuando me ha llamado la atención la respuesta de dos de los expertos consultados. Han venido a decir algo así: ¿pero como nos molestas con esta historia con la que nos jugamos esta semana?
La que cae estos días es eso de la salida de Portugal a los mercados, el próximo miércoles para pedir dinero y pagar sus deudas. También lo harán después el Tesoro del Reino de España y el de Italia. De momento, ayer el Banco Central Europeo (BCE) compró otra vez bonos lusos y españoles para evitar el castigo a nuestros países.
Sócrates aprende que de poco sirve cumplir con datos |
Dos de esos sabios consultados me dejaron perpleja. A menudo me llaman borrica finamente, porque insisto en entender todo lo que me cuentan de este gran culebrón que es la economía y la Gran Recesión, pero que ayer me dispararan con ganas -hay confianza, es verdad- aún a sabiendas de que siempre voy de tonta, me dejó perpleja.
Les pregunté: ¿Por qué estáis tan preocupados por lo de esta semana? El BCE seguirá comprando, es verdad que Portugal necesita unos 1.250 millones de euros (ojo, tenía abierto el ordenata por esa noticia, no es gracias a mi memoria) y España, sus bancos y cajas, ni se sabe en este mes y el que viene, pero no es distinto a otras veces...
Uno no me dejó terminar. "Mira rica, el viernes Sócrates, el primer ministro portugués, anunció los datos de su país. Han cumplido con todo lo que les impuso Bruselas y los mercados. Y ha dado igual. Ese ha sido el tema de nuestra reunión esta mañana en este banco. No hacemos más que echar dinero a los mercados y estos no responden...".
Avispada yo, me he ido con más cuidado con el otro conocido sabio. Le he dejado hablar y quejarse sobre lo mismo. ¿Qué quieren los mercados?. "Nada, esto rompe por todos los lados las teorías de la eficiencia de los mercados. Y te lo tengo que decir yo, un viejo socio-liberal. Esto es la manifiesta irracionalidad de los mercados. Les demos lo que les demos, ni ellos mismos saben lo que quieren, más allá de especular. Son, a su vez, una peonza ".
Y entonces, ¿para que estamos haciendo todo esto: reforma laboral, pensiones, fin de prorroga de parados, fusiones de cajas a toda prisa? En fin, lento desmantelamiento del Estado del Bienestar.
"Probablemente lo políticamente correcto es decirte que había que hacerlo de todas las maneras. Lo honesto, según estamos hablando ahora, es confesarte que no tengo ni puta idea de para que lo estamos haciendo, si es lo que debemos de hacer, ni sé siquiera adonde vamos...".
Aterrada, he vuelto a llamar al otro, al que me ha recordado lo borrica que soy y le he preguntado si todo lo que se estaba haciendo servía para algo, visto lo visto con Portugal, por ejemplo. La respuesta ha sido la misma. "No lo sé. Pero de qué te extrañas. Esto ya se ha dicho muchas veces en el 2010, no sabemos si estamos haciendo lo correcto..".
Ya, solo que yo creía en el 2011. No hay más comentarios. No tengo ganas porque conozco ya a decenas y decenas de los cinco millones de parados. Y de prejubilados.
Da mucho miedito la situación actual, pero sobre todo que los expertos no tengan redaños a decir lo que dicen en privado en público. Que esto probablemente no sirve para nada y que ESTÁN quemando NUESTRAS naves solo para un "bonito" espectáculo de luces.
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