Alex de la Iglesia, la envidia de los políticos

Por Pilar Portero y Ana R. Cañil

"Es una jugada maestra". La frase de un diputado socialista ayer en el Congreso resume lo que en los pasillos comentaban los políticos sobre la ley Sinde. Ellos, 'cum laude' en oportunismo, estaban fascinados por la razón que Alex de la Iglesia había alegado para renunciar a su cargo en la Academia de Cine. "Si estaba en contra de la ley, lo que tenía que haber hecho es utilizar su puesto para pelear y convencernos a nosotros y a los creadores", opinaba un diputado popular.

Cuando a Alex la ley Sinde le parecía la panacea

Angeles, la ministra, se volvía a enfrentar ayer a otro trago. Responder, asediada por los micros, a la dimisión de Alex de la Iglesia como presidente de la Academía de Cine. Si todos los tragos que ha tenido que ingerir desde la famosa llamada de Zapatero ofreciéndole la cartera, fuesen de alcohol tendría el hígado deshecho. A pesar de su contención y de su aparente frialdad, se le notada dolida y cabreada. Nosotras le preguntamos, para algo vamos al Congreso. ¿Existen otras razones, aparte de la ley Sinde, para dimisión de Alex de la Iglesia? "Si no estaba cómodo es mejor dejarlo. Habrá meditado antes de tomar la decisión. La Academia tiene desde luego mecanismos y fortalezas suficientes para afrontar su 25 aniversario. Iciar Bollaín es la vicepresidenta y puede hacerse cargo". ¿Habrías previsto al comenzar a trabajar en la ley la repercusión que está teniendo? "Sabiamos que internet es muy, muy importante para la cultura".

Y es que en el pasillo, más que del pacto entre PSOE, PP y CiU para sacar adelante la ley, lo que se comentaba era la jugada de la dimisión de Alex de la Iglesia. Los políticos tan proclives al oportunismo sentían cierta envidia de la rentabilidad mediática de la renuncia del director de la Academia. "Ya sabes que no se va por la ley Sinde, es que estaba harto de la academia y ha aprovechado la coyuntura para despedirse y quedar como un héroe", argumentaba un conocido diputado popular del ámbito más cercano a Rajoy. Otro diputado del PSOE, de esos a los que la ley Sinde les estaba fagocitando la LES (Ley de Economía Sostenible), coincidía en que los motivos iban más allá de la oposición a la ley antipiratería. ¡Pobre Alex, no tenéis ni un gramo de cargo de conciencia al ver la que estáis liando!, le provocamos a uno de los hombres de Zapatero: "Ni te imaginas la pena que me da -entra al trapo con ironía-. Si dimitiéramos todos porque no estamos de acuerdo con las medidas que se toman, no iba a quedar nadie para defender posiciones divergentes".
Seguimos tratando de que nuestros líderes miren desde otro ángulo y nos pegamos a Soraya Sáenz de Santamaría en su camino hasta el despacho. Sois conscientes de que os habéis pegado un tiro en el pie pactando la viabilidad de la ley Sinde, le decimos a la portavoz popular. "Para nada. Hemos logrado lo que queríamos, que es lo que desde el primer momento pedimos: supervisión judicial y alargar plazos. Estamos muy satisfechos". Pero tu que eres abogado del Estado, sabes de sobra cual es la situación de caos y retraso que existe en los juzgados, ¿Van a priorizar denuncias por descargas ante asuntos mucho más graves y tremendos?. "Va a haber un juez dedicado sólo a esto", me dice mientras las puertas del ascensor se cierran cortando la conversación. "Vaya escena tan de película. Eso es agotar hasta el último segundo", suelta un diputado que observaba el diálogo. Es que esto es una película, le digo, no puedo creerme que sea real.