domingo, 24 de enero de 2010
El negocio pornográfico de la solidaridad
Por Ana R. Cañil
Seguro que te encuentras entre los que han enviado un SMS para ayudar a Haití o has entregado diez euros para Médicos Sin Fronteras, la Cruz Roja o cualquier otra ONG. Pero ¿has alardeado de ello? ¿Te has puesto un cartel publicitario diciendo lo bueno que eres para que lo lea todo el que te cruzas en la calle o se lo has contado a tus amigos?
Probablemente no. Presumir de la solidaridad quizá te resulta algo obsceno, pornográfico. Es traficar con lo humano, negociar con la desgracia, hacerte cartel y nombre a costa de los 150.000 muertos o los dos millones de afectados que quedan vagando por Puerto Príncipe.
¿Por qué entonces las grandes corporaciones, la banca, las cajas, las grandes empresas o los club de fútbol no tienen pudor en hacerse publicidad vendiendo lo buenos que son?
Haití se diluye
Haití se diluye poco a poco en los telediarios. Hoy comienza la cumbre de Montreal para intentar reorganizar la reconstrucción del país, pero poco a poco la tragedia y los 150.000 muertos (de momento) irán desapareciendo de nuestras vidas. Aunque aún falta distancia para ver los acontecimientos, de entrada ha estallado un gigantesco movimiento de solidaridad, a pesar de lo tardío en la distribución de la ayuda.
C0n todo, detrás de los grandes gestos se han escondido miserias. Algunas escandalosas. Por ejemplo, hemos visto publicado en algunos medios -no en todos- como la banca cobraba comisiones por las transferencias hacia las cuentas de ayuda a Haití, al tiempo que comercializaban sus buenas acciones.
Ha sido el caso de la Caixa o el BBVA. La primera abría una cuenta con 500.000 euros y animaba a sus clientes a donar. El segundo, un millón de euros y hacía lo mismo. Para cada día, después, publicitar a los medios cada céntimo que lograban, ya fuera mediante notas de prensa o con sms al móvil.
Otras grandes corporaciones, como Telefónica o Iberia, aunaban esfuerzos, pero eran más discretas en sacarle rentabilidad. Y, sorprendemente, algunos como el Banco Popular o el Santander, se han limitado a anunciar lo buenos que son en su web o en su portal, Universia.
Por no hablar de los empresarios que se han hecho la foto a costa de la imagen de sus empleados. Casos notables: los del presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, y Laporta del Barcelona. Lo de Pérez cantaba especialmente, arrimando el ascua de la popularidad de sus chicos a su rostro empresarial.
De vuelta al inicio de este post, todo sea para que dentro de un mes, dos o tres, un año, no nos olvidemos de Haití. Aunque no tengamos un millón de euros para donar, con el céntimo basta si hay millones. ¿Una de blandenguería? Pues sí. Es lunes. Que le vamos a hacer.
Etiquetas:
ana r cañil,
banco santander,
bbva,
fc barcelona,
florentino perez,
haiti,
laporta,
real madrid,
solidaridad,
telefonica
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Tan malo como el márqueting del chantaje solidario: "cómprenos y ayudaremos a los huérfanos con un céntimo por cada tropecientos euros...(si no nos compra es usted un desalmado egoísta)". Hay quién lava así su conciencia.
ResponderEliminarPersonalmente estoy de acuerdo con que a primera vista es obsceno utilizar la desgracia ajena para campañas de imagen. Pero al mismo tiempo me parece un debate interesante el de si la solidaridad debe o no debe ser rentable, sencillamente por una cuestión de eficacia. Siendo realistas, en este mundo movilizarse merece la pena si da dinero. Un ejemplo no muy lejano podría ser la gestión medioambiental unida al desarrollo. Me pregunto si, de un modo similar, inventando una fórmula para "invertir en desarrollo" se podría poner fin a muchas de las causas pendientes.
ResponderEliminarJusto escribí sobre algo parecido hace una semana en mi blog. Es vergonzoso que los bancos cobren comisiones de esas transferencias cuando han sido promovidas por ellos mismos por una causa solidaria. Es vergonzoso que los del primer mundo nos acordemos del tercero sólo cuando es molón hacer una donación. No me parece vergonzoso que caras conocidas hagan pública su solidaridad porque eso, nos guste o no, provoca que otras personas sean solidarias también. Lo que sí es vergonzoso es que con toda la ayuda que se ha recaudado, todavía nada haya llegado a su destino en condiciones.
ResponderEliminar