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viernes, 25 de marzo de 2011

Por qué Portugal ya no nos estremece

Si hace un par de meses nos hubieran contado que Portugal estaba al borde del rescate por parte de la UE y que ese posible rescate iba a costar la friolera de 75.000 millones es más que posible que el tema hubiera sido hasta trending topics en las redes. Si además, esas noticias sobre nuestros vecinos coinciden con el palo que la prepotente  Moody´s ha vuelto a dar al sistema financiero español, la camisa no le llegaría al cuerpo a economistas, Gobierno, empresarios. Hasta el PP de Rajoy disimularía su satisfacción para no ser acusado de antipatriota.   
Lo siento colega, así es la vida. Hoy te toca.
Por Ana R. Cañil

Pero resulta que pese a las circunstancias, la bolsa sube y el diferencial de la deuda de España -lo que pagamos por colocar nuestra deuda pública con respecto a lo que paga  Alemania- permanece en situación aceptable. ¿Qué ha cambiado en estas semanas?

El exministro de Economía Carlos Solchaga nos cuenta que "ayer a estas horas -el miércoles- todos sabíamos ya lo que iba a pasar con Portugal, incluido su primera ministro. Por tanto, el efecto estaba en parte descontado. Pero lo más importante, bajo mi punto de vista, es que Zapatero sufrió a principios de enero, su segunda conversión. La primera fue el 9 de mayo. El anuncio de la reforma de pensiones y de la reforma de las cajas han sido determinantes".
Para el exministro de los gobiernos González, este Zapatero que ha seguido la senda de Bruselas tras los  toques de atención de la UE, ha sido la clave de que hoy resultemos más creíbles y hasta se encajen con dignidad las notas de agencias de rating .

"Fíjate que incluso el riesgo que los bancos españoles tienen con Portugal  para mí no es determinante, porque el problema de nuestros vecinos es una economía que no crece, no su sector privado" añade el economista Solchaga. Sobre el comportamiento de las agencias de rating, el político socialista mantiene que están haciendo ahora lo que no hicieron en la crisis del 2007 y 2008, cuando mantenían con calificación de Triple A a las hipotecas subprime, pero "tampoco hay que decirles mucho, porque las incentivamos con la presión política". Las agencias tienen causa abierta en la Audiencia Nacional.

Emilio Ontiveros, catedrático de economía y directivo de AFI, es más descarado. Considera que las agencias "se están sirviendo de la división estratégica anterior, cuando se inventó lo de países periféricos y no periféricos. Y ahora no discriminan. Es como cuando se seleccionaba a los niños teniendo en cuenta si iban a colegio gratuito público o a colegio privado. Y no miraban al estudiante a los ojos. Eso es lo que están haciendo ahora. Además, con un claro oportunismo como es anunciar la nota una hora antes de una reunión como la de Bruselas".

Ambos expertos coinciden en que existe un cierto "clasismo" por parte de las tres agencias -Moody´s, Standard&;Poor´s y Fitch-. Desde que estalló la crisis, no han movido un dedo para revisar el rating de, por ejemplo, EEUU con los desaguisados que se han cometido". Las tres agencias son norteamericanas "y mantinen un oligopolio de hecho, aunque no de derecho".
Al igual que el vicepresidente de la Comisión europea, Joaquín Almunia,defiende que haya una regulación para las agencias de calificación, si es que la UE -como parece- es incapaz de llegar a un acuerdo para crear su propia agencia.
Sea como fuere, lo cierto es que el fin de semana aparece menos negro de lo previsto y se puede mirar al vecino portugués sin el paraguas puesto. Aunque lo mejor será no tirarlo muy lejos.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Zapatero y Rajoy de la manita, la única salvación

Sólo si Zapatero y Rajoy fuesen capaces de salir de la mano y espetar a los mercados que, gobierne quien gobierne, las comunidades autónomas y los ayuntamientos van a pagar sus deudas; que gobierne quien gobierne, la reforma de las pensiones se ejecutará; y que gobierne quien gobierne, los datos bancarios serán siempre transparentes, sólo entonces los monstruosos mercados frenarían la voracidad de España
 Por Ana R Cañil

Está muy bien el acuerdo de la Unión Europea para blindar el euro -un pasito, no nos engañemos- pero los efectos balsámicos duran poco más que un telediario. Lo vimos el fin de semana. Habían pasado solo unos horas del anuncio del acuerdo, cuando la todopoderosa Moody´s que ya había aterrorizado a España con la amenaza de bajarnos la nota otra vez, cayó como una bomba sobre la dolorida y desastrada Irlanda, anunciando que le rebajaba cinco escalones la calificación. Ahora ya se están peleando por el Presupuesto de la UE.
 
Da igual que esas agencias de rating estén tan despretigiadas o más que los gobiernos y las practicas que trajeron la Gran Recesión. Da igual que ellas no se enteraran -seguían dando calificación de sobresaliente a Lehman, Goldmann. o Merryll- porque los mercados, repletos de inversores especuladores- necesitan ese referente.
Esta semana nos dirán que Irlanda no es España y que lo de los irlandeses -hace un par de años la gran esperanza, el gran tigre celta creado por los ultraliberales- ya estaba medio descontado. Pero por si acaso, la ministra Salgado  se ha apresurado a decir que las autonomías y la banca española volverán a hacer gala de su transparencia.

No basta con que las autonomías aireen sus cuentas cada trimestre a partir del año que viene, tiene que ser ya. Sencillamente porque la dichosa Moody´s -y los mercados- no se creen que las Comunidades Autónomas españolas y los ayuntamientos vayan a cumplir y pagar la deuda que ahora siguen contrayendo, incluso con sus emisiones de deuda. Hace ya meses que venía advirtiendo que las comunidades autónomas y los ayuntamientos no son gente fiable para pagar. Sencillamente, porque la agencia entiende que los políticos juegan al corto plazo -lo que dura una legislatura- y solo piensan en la reelección. Se endeudan, emiten títulos y que los pague quien venga detrás. Un poco burdo, porque la lógica establece que todos los gestores de ayuntamientos y comunidades desearían mantener su prestigio de pagadores, de buenos gestores, para ser reelegidos. Pero para el ciudadano, la deuda pública no es un determinante de voto. Véase sino el caso de Madrid y su alcaldía. Hasta que no nos comamos la basura, seguiremos votandole.
 De la mano
Por eso, los expertos miran con una mezcla de esperanza y escepticimo el final del último Consejo de Europa. Una gota al vaso medio lleno, pero para España, y en la situación actual, pronóstica uno de los sabios económicos más solventes de este país, la único que calmaría algo más la avaricia devoradora de los mercados, sería que Zapatero y Rajoy salieran de la mano.
No para anunciar un gobierno de hermandad, o que se aman locamente. Sería más sencillo. "Sólo tendrían que decir: señores, nos comprometemos a que las autonomías y los ayuntamientos van a pagar sus deudas, gobierne quien gobierne. Da lo mismo que sea el PP que el PSOE. Es más, nos comprometemos también a que la reforma de las pensiones -con los 6 años que adoptará Zapatero el día 27- también se llevará a cabo."Con eso bastaría" explica nuestro sabio, impenitente optimista.
Porque una vez más, solo cuando Moody´s, Standard&Poor´s o Fitch nos lancen por el precipicio, solo entonces, los supuestos líderes políticos serán capaces de sacar un fugaz destello de la talla que no tienen.