jueves, 20 de octubre de 2011

¿Es que no hay otro banquero más que Botín?


Por Ana R. Cañil 
¿Es que Botín es el único banquero? Esa fue la pregunta que más de una vez nos hicimos mi colega Pilar Portero y yo, en el transcurso de la manifestación del 15-O el sábado pasado y mientras buscábamos las consignas o letras más novedosas. En las pancartas contra la banca y el gran capital, el único nombre y rostro de banquero que da juego a los manifestantes -o que conoce todo el mundo- es el presidente del Banco de Santander, Emilio Botín, cosa que no ocurre con los políticos, que son caricaturizados desde Zapatero a  Rajoy, sin olvidar a los líderes europeos como Merkel y Sarkozy. 
El banquero cántabro parece el único de los "banqueros y empresarios de los capitalistas" de este país, capaz de encarnar toda la rabia de los indignados. Y eso que la concentración tuvo lugar justo en los días en que el descaro de los ex directivos de Novacaixagalicia o de la CAM, entidades intervenidas ya en las que ha habido que meter el dinero de los contribuyentes, estaba en su punto álgido. Una buena parte de los dirigentes de esas entidades se lo habían llevado crudo, asegurándose indemnizaciones y pensiones de decenas de millones de euros de por vida, pese a la mala gestión, pero sus nombres no se coreaban entre los indignados, pese a que las cajas tienen un carácter público -con autonomías, ayuntamientos y sindicatos en sus consejos- que no tiene la banca privada.

Hemos hecho la pregunta a un experto en publicidad y la respuesta es obvia. ¡Claro que hay otros banqueros, además de Botín! Por ejemplo, el segundo gran banquero de este país, Francisco González (FG), presidente del BBVA o Rodrigo Rato, presidente de Bankia (antigua Caja Madrid) o Isidro Fainé (Grupo la Caixa) o Ángel Ron, presidente del Popular (en proceso de fusión con el Banco Pastor). "Botín tiene más personalidad, es el número uno como presidente del banco más grande y encima tiene un apellido muy fácil para la caricatura y la publicidad. Los demás tienen aspecto de funcionarios bastante vulgares, como sería el caso de FG o del mismo Ron. Otra cosa será en el futuro Rato, pero la gente aún no se acuerda de que preside Bankia" explica el experto en marketing, que admira la facilidad de Emilio Botín para liderar el bien y el mal.

Bajito, moreno, con un inglés que ha dado para chascarrillos mil en la red, protagonista de puñados de anécdotas y, lo más asombroso "es uno de esos casos raros entre hombres de negocios, con carisma pese a su físico tan del sur de Europa".
Si a eso unes el apellido de la saga cántabra de banqueros y lo que se ha usado tantas veces :"Botín, que gran nombre para un banquero", uno se encuentra con el cocktail ideal para el personaje, malvado y culpable de todos los males del sistema, y héroe admirado por otros, tantos jóvenes como maduros que quieren triunfar en los negocios.

 AMOR Y ODIO ¿PERJUICIO O VENTAJA?
Al presidente del Santander, esa proyección tan enorme ¿le perjudica? En su entorno lo tienen claro. "Cuando las cosas van mal en lo económico, como ahora, no nos beneficia. Pero cuando las cosas van bien, nos resulta mucho más sencillo". A saber, es más sencillo que le llame un presidente del Gobierno en España, que le cite el gobernador del BCE, le reciba un primer ministro británico, o le escuche un presidente del Gobierno de Brasil o el de la Reserva Federal de EEUU. Sus 77 años "son un activo, le hacen estar por encima del bien y del mal" comenta un alto cargo de una gran empresa financiera, mientras que el directivo de un banco explica que "Botín también se lo trabaja. Se planta en Londres y convoca a 400 inversores para vender confianza y pelear con la crisis y le escuchan. Si, y le creen, pese a todo".

Quizá por eso en los momentos de crisis como el actual, los otros banqueros como Francisco González, Ángel Ron o el atípico Rato, prefieren que los gritos de los indignados los pare la cara del banquero español más famoso en el mundo, pero tampoco pueden evitar -unos más que otros- la punzada de celos cuando los publicitarios dicen que "los otros tienen pinta de funcionarios y eso pesa también en las épocas buenas".
Por su parte, en el entorno de Botín, aseguran que "jamás ha expresado una sola queja a su equipo de imagen por la carga de de sobrellevar las pancartas él solito, aunque desde luego, no le entusiasma".

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