martes, 16 de febrero de 2010

¿Quién ha metido al Rey en el lío?


Por Ana R. Cañil

Han corrido y correrán ríos de tinta sobre quién ha metido al Rey en el lío del Pacto de Estado. ¿Se lo ha pedido Zapatero? ¿Se les ha ocurrido en La Zarzuela?¿Debía el Rey implicarse?

Clave para recordar
Conviene saber un dato obvio para políticos y periodistas, pero desconocido para una parte de la ciudadanía: todos los discursos del Rey son negociados, pactados y visualizados por La Moncloa. Da igual quien sea el presidente que gobierna.

En ocasiones es el jefe de Gabinete del presidente de turno quién elabora el borrador del discurso de Juan Carlos I, que después se retoca en Zarzuela, para darle su estilo. O viceversa. Depende de la complicidad que exista entre el presidente del momento y el Monarca. Al estilo de lo que se ve entre Isabel II y Toni Blair en The Queen. Sólo que Isabel II, en sus 57 años de reinado, ha visto desfilar por su palacio decenas de primeros ministros. A Juan Carlos I tampoco le ha ido mal. Le ha dado tiempo a ver pasar a media docena de presidentes desde noviembre de 1975.

Sentada esta premisa, la cadencia de los acontecimientos que han llevado al Rey a charlar con partidos políticos y agentes sociales para pedir un pacto nacional que nos saque de esta monumental crisis, ha sido la siguiente:

En diciembre, cuando el equipo del Rey que pilota Alberto Aza preparaba su discurso de Navidad, consultaron a La Moncloa la idea de mencionar la necesidad de "unidad de los políticos" para salir de la crisis. Era obvio que al gabinete de Zapatero que dirige José Enrique Serrano y mangonea la vicepresidenta Fernández de la Vega, le pareció una idea estupenda. Ya en septiembre había tenido eco la referencia del Rey a la necesidad de un pacto sobre la Educación, uno de los pocos proyectos esperanzadores que el PP ya va camino de arruinar. Y eso pese a la capacidad del ministro Gabilondo, que tiene encantados a Juan Carlos y a Sofía.

Así que cuando Aza consultó la referencia del discurso de Navidad, los de La Moncloa asintieron sin tensión entre ellos, conscientes de que tenían poco que perder y más que ganar, dada la situación en la que están.

Pero pasó la Navidad y el titular se diluyó en las fiestas y las larguísimas vacaciones parlamentarias, mientras los datos económicos se iban poniendo cada día más colorados, por más que la vicepresidenta Salgado intentase calmar el asunto.
Hasta hace quince días, víspera de la semana horribilis, cuando supuestas fuerzas movilizaron fondos especulativos y misteriosos, que apoyados por la prensa británica y parte de la americana, e incluso por el gurú de Davos, Nouriel Roubini y el propio comisario Almunia, metieron a España en el mismo saco de catástrofe que a Grecia.
Fue en vísperas de esas jornadas horribilis, con Zapatero camino de Davos y ya como presidente de la UE, cuando Alberto Aza y José Enrique Serrano -tienen buena relación hace años- volvieron a hablar sobre un discurso del Rey, asustados por la movida que se venía encima. Así se planteó de nuevo una llamada más enfática por parte de Juan Carlos.
A esta jugada y empujón económico del Rey no ha sido ajeno Ramón Iribarren, el nuevo portavoz de prensa de la Casa Real, y ex director de comunicación del ICO con el catedrático Aurelio Martínez , otra víctima de Elena Salgado.

La jugada no le ha salido mal al Gobierno. De momento y hasta mañana, que en el Congreso se verá otro cara a cara entre Zapatero y Rajoy. Será la oportunidad de dejar en evidencia a Rajoy y al Partido Popular o de poner de manifiesto la debilidad del Gobierno. Todo pese a la mediación de Juan Carlos I.
Ya sucedió la semana pasada, cuando María Dolores de Cospedal condicionó el pacto a que incluya una bajada de impuestos, algo que hasta la mismísima Ángela Merkel prometió hace unos meses para ganar las eleciones y a lo que ya ha renunciado, pese a su nueva coalición con los liberales. Merkel y Sarkozy acaban de imponer a Grecia la subida de impuestos si quiere alguna ayuda de la UE.

Los riesgos para el Rey

El Ejecutivo de Zapatero se ha esforzado por aclarar que la intervención real no significa ninguna debilidad de la Moncloa y el PP se ha enfadado por la supuesta mediación del Monarca, que la misma Casa Real ha admitido. Así que los riesgos para los dos grandes partidos están claros. Debilidad para el Gobierno y ambición y cortoplacismo con tal de ganar las elecciones para el PP.
¿Y el Rey que arriesga? Algunas cosas, aunque su imagen saldrá reforzada en detrimento del desastre que son los políticos, según las fuentes consultadas.
Pero hay otro peligro. La agenda del Rey es discreta, no se airea, en un pacto tácito entre los medios, el Gobierno y la Zarzuela Tras las fotos con los sindicatos -una cita normal en otras ocasines- o la entrevista con la vicepresidente Salgado, la presión mediática sobre la agenda de la Zarzuela, puede convertirse en un problema. Y en un desgaste. Habrá que esperar.

2 comentarios:

  1. Creo que pensó por medio de sus asesores.Si no hay pacto, otra vez serán las autonomías las que van a decidir y otra vez derroche de dinero para comprar sus votos.

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  2. Ayer, en La Ventana de la SER, en la tertulia de actualidad, la tertuliana De la Merced se quejaba con mucho ruido, frufrú, lamentación y lastimita de que el PP fuera el último convocado por el gobierno para acordar un pacto y venga y dale... pero tuvo un glorioso lapsus. No recuerdo las palabras textuales, pero vino a decir que ese hecho señalaba claramente que el gobierno tampoco quería llegar a un pacto con el PP.

    El tampoco era como un faro encendido en la noche negra e iluminaba, como falso del todo, la primera parte del discurso de la pena y el runrún de la pena por la falta de voluntad gubernamental. Ahhhh, la voluntad; parece que la de los de la gaviota no es otra que dar una patada en el culo de los españoles con tal de ver pasar el cadáver político de Zapatero.

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