Por Pilar Portero
Son días de dejarse achuchar, besuquear y lo que haga falta. Los políticos se mezclan con los posibles votantes y hay que ganárselos a pie de calle. Los protagonistas nos desvelan los momentos estelares de su gira y sus mítines. Chacón no puede esconder lo bien que lo paso en Tomelloso |
Ayllón con las bolsas de manzanas, como asegura Soraya |
Carmen Chacón, se parte de risa, al recordar el mitin del lunes en Tomelloso: "Ha sido muy divertido, por todo. El sitio era un salón de bodas que se llamaba Epílogo y Cospedal coincidía en otro mitin allí al lado. Valera, nuestro candidato a la alcaldía de Tomelloso, dijo que mientras Cospedal había tenido que llevar a la mitad de la gente pagándola, a él sólo le habían pedido para venir, una foto firmada por mi. Muy bueno". Se nota que a los políticos la campaña les pone las pilas y que sentirse arropados por la calidez de los militantes les provoca un subidón de autoestima. Para Jáuregui, ministro de Presidencia, lo mejor "es el cariño de los simpatizantes. Yo también les beso, les abrazo y les doy ánimo. El mitin es un espacio proclive a la fraternidad". Ángel Gabilondo también elige las distancias cortas, y cita el mitin en la plaza de Marratxi (Palma de Mallorca) como uno de los que más le han gustado: "Al aire libre, rodeado de gente, hablando de educación y con el alcalde del PP ahí cerca".
Los hay a los que les puede la nostalgia, como a Valeriano Gómez, Manuel Chaves, José Antonio Alonso y Gaspar Llamazares. "Recuerdo especialmente los mítines del 77, los primeros, por todo lo que significaban, la ilusión...", evoca Chaves. "Me he emocionado mucho un mitin en Baeza con Leocadio Marín -histórico socialista y actual alcalde de Baeza-, por su figura y por que 30 años después hemos vuelto a estar juntos en un mitin. Y eso que para mi, la mejor parte es cuando la gente te para, te besa, te abraza, se hace fotos. Es una inyección de moral", explica Valeriano Gómez, ministro de trabajo, quién en su día a día debe recibir pocos halagos. Alonso, portavoz socialista en el Congreso, se remonta con su anécdota a la campaña del 2004: "en el mitin inaugural, mi antecesor en el micrófono era más bajito que yo y dejó el micro a su altura. Al comenzar a hablar, no me di cuenta hasta que veo gesticular y mover las manos en las gradas y caí en que no se oía un carajo". Y Llamazares se pone torero al visualizar ese acto "en una plaza de toros rodeada de ruedas de carro en la que los dirigentes estábamos concentrados en la enfermería antes de salir al ruedo. Sólo faltaba el capote y la montera".
El ritmo trepidante de los mítines y ser recibido en loor de multitudes, provoca que a algunos el ego se les dispare y se atrevan a aventurar que su mitin más memorable será el próximo, como Pepe Blanco: "El mejor mitin va a ser el de esta noche en Langreo porque voy a dar caña a la derecha de la derecha", suelta bravucón en referencia a la coincidencia con otro acto de Rajoy en Oviedo. En el otro extremo, Rosa Aguilar, ministra de Medio Ambiente y Agricultura, se manifiesta en modo super emocional: "Los mítines siempre tienen un sabor especial. Los niños siempre dan ese toque. Me emocionaba en Córdoba cuando me traían dibujos mios de alcaldesa... y también las personas mayores cuando se les saltan las lágrimas. Soy muy sentimental". A otros como a la popular Ana Pastor, les toca poner en práctica sus conocimientos, como en el mitin que Rajoy dio en Madrid el pasado domingo 8: "En el mitin de Mariano, un señor tuvo un síncope, una caída de tensión, y le tuve que atender junto con otros dos médicos. Luego le mandé al hospital para quedarnos tranquilos".
Os dejo con uno de los chistes en plan Club de la Comedia con los que Soraya ameniza sus mítines: "Con este Gobierno, todo es susceptible de empeorar. Pueden acabar pidiéndonos que vayamos a 67 km/h y que nos jubilemos a los 110".
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