Por Pilar Portero
Siento las lágrimas. Llorar como una magdalena no es lo más adecuado para escribir este post pero de verdad que estaba segura de que Miguel Delibes era inmortal. Y no me consuela absolutamente nada memeces tipo 'sigue vivo en sus geniales y únicas novelas, ensayos y artículos'. No me sirve porque yo le quería a él, al hombre que fue capaz de atrapar a una niña de diez años sólo con la primera frase de 'El camino' y enredarla de por vida en el estimulante y creativo universo de las palabras. Las palabras como juego, las palabras como terapia, las palabras inteligentes... Jamás he sido fan de actor, músico o artista alguno. Excepto de él, claro.
Con 12 años hacía la cola que fuese necesaria para que ese deslumbrante escritor estampara la firma en su último libro. Cuando por fin me tocaba, me hundía en esos cristalinos y amorosos ojos azules tratando de llegar a la mente privilegiada y robarle algo, una migaja. Entonces corría a mi casa y me encerraba en mi habitación a devorarlo con íntimo placer. Mi pasión aunque muda, debía ser tan notoria que mi padre se ponía celoso alguna vez y me soltaba: "pero si podía ser tu abuelo". Se que va a sonar raro, pero habría aceptado casarme con él. Hasta soñaba con trabajar en 'El Norte de Castilla', lo confieso. Y adoro Valladolid. En la facultad, Castillo Puche -el escritor que presumía de ser amigo de Hemingway- me reclamó a su despacho, lo cual se interpretaba como un honor insólito, para alabar mi estilo literario después de leer un texto que yo había escrito sobre Delibes. Sabía que el mérito era de mi ídolo, porque todo lo había aprendido de él.
Ya mayorcita, pero con el fervor intacto, tuve ocasión de coincidir con su hijo Miguel, el famoso biólogo, por trabajo. Le quise sentir como a su padre, adorable, sencillo, sagaz, brillante. Me trate de esforzar por resultar la persona más amable e interesante de la Tierra, pero me salió de forma natural. El hijo había heredado esa cualidad de provocar que en su presencia fluyese lo mejor de ti. Con cierta vergüenza, después de que se deshiciera en halagos profesionales y personales, le pedí visitar a su padre. 'Seguro que le alegraría conocerte, pero no está en condiciones, de verdad'. Supe que ya no tendría oportunidad de charlar con él, igual que cuando mastiqué lentamente 'El Hereje' comprendí que era el último. Me sentía tan orgullosa en cada página de ese libro, según las ibas pasando se superaba a si mismo.
Te puedes imaginar que he leído hasta los libros de caza, a pesar de que el tema no me seduce. La inteligencia emocional o la ecología, esos conceptos tan actuales, yo los descubrí de la mano de Delibes antes de que se inventaran. Cuando cerramos soitu.es, esas últimas semanas en las que yo ya conocía el final, puse todo mi empeño en escribir las mejores historias que fuese capaz de hacer y volqué toda la ilusión en conseguirlo. No creo que tenga que decir gracias a quien fue.
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Yo también aprendí a amar la Literatura con 'El camino'. Daniel el Mochuelo y Germán el Tiñoso eran mis amigos cada noche.
ResponderEliminarBonito artículo. Me ha gustado mucho. ¡Cuantas miradas ha despertado Delibes!
ResponderEliminarQué bueno este texto para Miguel. Te seguimos desde aquí, Pilar. Nuria Labari & Company.
ResponderEliminarPrecioso artículo.
ResponderEliminarJoder, mujer, cómo escribes. Que gusto leerte, voy a por un "Delibes", aquí, en Santiago de Chile.
ResponderEliminarPa colgar llaves se me han quedado los pelos, Pilar.
ResponderEliminarGracias Pilar
ResponderEliminarDelibes ha sido nuestro maestro. Hoy estamos un poquito huérfanos, pero tengo la absoluta certeza de que don Miguel -ese castellano recio- no nos permitiría andarnos con muchas pamplinas.
ResponderEliminarUn abrazo desde el dolor compartido.
¡Jo, Pilar, ¡Cómo me han emocionado tus líneas!
ResponderEliminarCoincido contigo en prácticamente todo, a mi no me vale el legado de sus libros, al menos no hoy, y menos llorando, tampoco es original el haber "aprendido" a leer con El Camino, creo que a excepción de uno o dos personas cercanas, (que son las que admiro), tampoco tengo ídolos. Ezcepto él...
Lo de las libros firmados ¡Dios, qué envidia! ¡qué tesoros!
Y como tú, yo conocí, por trabajo, a su sobrino Joaquin Delibes, y me quedé con las ganas de preguntarle TODO, pero, excepto cuatro palabras mal dichas, no me atreví a más.
Lo de visitarle.. vamos, ni pensarlo, hubiera sido demasiado bonito para ser verdad, que se dice.
También me he leido los libros de caza, más por ir de la mano de Castilla (que me encanta) que por afición.
Y por cierto, para conocer al Delibes persona desde pequeñito hasta mayor:
"Mi vida al aire libre" lo releo una vez al año, y van...
Lo mejor? comprobar cuanta gente estamos metidos en el "ajo" ( y yo que me creía especial, ja,ja,)
Pilar, siento mucho la pérdida.
ResponderEliminarMi hermana, que se casó con un vallisoletano, lo vio en varias ocasiones paseando por Campo Grande. Luego volvía emocionada: "He visto a Delibes paseando por el parque". Durante años su marido sólo le regalaba libros de Delibes.
Por cierto, has leído 'USA Y YO'? Estoy interesada en su época de profesor en EEUU.
Que bonito Pilar
ResponderEliminarQué ternura, qué belleza.
ResponderEliminarNo le salió nada mal la discípula. Llora Pilar, con el pesar de que los hombre mueren y el consuelo de que los mitos les sobreviven. Cuídate esa prosa y la sensibilidad, nos hacen falta.
ResponderEliminarleí "El hereje" atraido por el título y la imagen de la portada, más que porque se tratara de un autor ya veterano como Miguel Delibes. me lo regalaron para unos reyes, yo cursaba 4º de ESO, tendría unos 16 años. cada noche me metía en la cama, sentado con la espalda apoyada sobre el respaldo y la almohada, y leía diez páginas, sólo diez. sobre la cama siempre estaba el DRAE en edición de dos tomos para consultar los términos y palabras que desconocía, y también tenía un bolígrafo y un folio doblado varias veces en el que anotaba qué pasajes me gustaban más (de página a página, las primeras o últimas palabras de párrafos, etc.). viví en esa ciudad y en ese tiempo durante meses un ratito cada noche antes de quedarme dormido. y no faltaba nunca a mi cita con esa historia que se ha quedado grabada en mí para siempre. gracias Miguel por hacerme feliz de diez páginas en diez páginas
ResponderEliminarDelibes es, sin duda, lo mejor de Valladolid. Incluso me hace sentirme orgullosa.
ResponderEliminarMuy bello.
ResponderEliminarLiteratura como motor de una vida.
Un saludo.
Mi primer Delibes fue "La sombra del cipres es alargada". Desde entonces, mi mujer ideal es una mujer de largos brazos estirados al volante ...
ResponderEliminarPilar, impresionante post!!! Me ha parecido sencillamente emocionante. y sin duda lo mejor que he leido en todo el fin de semana sobre Delibes.
ResponderEliminarYo tengo un recuerdo algo confuso de Delibes y tu ... relacionado con un concurso que ganaste, tenía que ver con un hospital? ... sería año 87,88.
en vivo, te lo cuento un día de estos ...