jueves, 31 de marzo de 2011

El subidón de ira e impotencia de Inside Job y quenotehipotequenlavida.org

Seis de la tarde de un día laborable y no el día del espectador. La cola que espera a la puerta del cine Renoir de Madrid es enorme. Bueno, será por los Cohen y Valor de Ley, o por The Figther, pero no por un documental y ¡económico! Inside Job. Vale, se ha llevado un Oscar a la mejor Película Documental, pero ¡quién quiere ver este rollo sobre Wall Street, salvo los que somos unos masocas de la economía?
Por Ana R. Cañil
Ja! Mi fino olfato periodístico se va al traste -una vez más- diez minutos después. No hay ni un hueco dentro de la sala. Está hasta los topes, incluida la última butaca, la más esquinada de la primera fila. De hecho, el pase empieza tarde porque la gente, desparejada, se conforma con encontrar algún sillón perdido.
Salvo algún murmullo de irritación e impaciencia porque los subtítulos van en blanco y pisan sobre fondos también en blanco en demasiadas ocasiones, la sala permanece tensa durante las dos horas, No es amena en imágenes -salvo el arranque espectacular con Islandia- ni tampoco aporta mucho más de lo que un interesado en el asunto haya podido seguir, estudiar o leer en estos tres años. Pero pone blanco sobre negro la brutalidad, injusticia, crueldad de la peor crisis económica que ha vivido la humanidad desde la Gran Depresión, Y deja al desnudo, a los pies de los caballos, a los dueños de Wall Street, dueños también ahora de la política de la Casa Blanca y del resto del mundo.

Como desde los años 80, las sucesivas crisis han ido desmontando el estado del bienestar, desregulando hacía el capitalismo salvaje que ahora pagan los propietarios de esas casas hipotecadas con créditos basura; propietarios que han perdido el empleo, viven poco menos que en chabolas o campamentos de acogida.... mientras los mismos que ocasionaron la debacle que estalló el 15 de septiembre de 2008, con la caída de rLehman Brothers, continúan en sus multimillonarias mansiones, cobran sus bonus también multimillonarios -aunque sus empresas hayan sido salvadas con el dinero de todos los contribuyentes- y los teóricos del bandolerismo siguen ocupando los despachos de la Casa Blanca hasta con el bueno de Obama.

Veinticuatro horas después de asistir al espectáculo de decenas de personas, en Madrid, absortas en un documental económico, donde se manejan cifras y gráficos, hasta conceptos que podrían resultar complicados en otras circunstancias, a la puerta del Congreso de los Diputados aguarda el grupo de quenotehipotequenlavida. Unos tipos que solicitan algo tan razonable como que "ante una ejecución hipotecaria las personas puedan liquidar su deuda con la entrega de la vivienda y volver a empezar de nuevo". Ni que decir tiene que de las 300.000 viviendas -unos dicen que 270.000, otros que 350.000- perdidas por impago, la mayoría son porque sus propietarios se han quedado en el paro.

Mientras esperan a los diputados de IU e ICV para hacerse la foto, no saben que el presidente de la patronal de la banca, AEB, Miguel Martín, lamenta la penosa situación "humana" de muchas de estas gentes, pero la banca no puede aceptar que se cambie la ley. No añade mucho más, entre otras cosas porque tendría que decir que si el Gobierno cambia la ley, el balance de cajas y bancos españoles empeoraría notablemente. El aluvión de familias que preferiría perder su vivienda y regalarla al banco, pero seguir comiendo, crearía más problemas a las entidades, que además ya tienen bastante con intentar vender los pisos que han heredado incluso con embargos y créditos aplazados por impago. Solo la recalificación del verdadero valor de esas viviendas en el mercado actual sería una hecatombe, pero no se puede explicar así de descaradamente. Y a esta economía solo le falta otro palo al sistema financiero.

El punto contrapunto lo pone Jordi Sevilla esta mañana, cuando nos recuerda en Espejo Público, que la opción hipoteca por casa -el sistema de EEUU- puede ser justa o viable, pero habría que tener en cuenta, además de las consecuencias anteriores que no detalla, que el día que se recupere el mercado y alguien quiera comprar una vivienda, la banca no le va a prestar ni un duro o será muchos más complicado. ¿Más que ahora? Sí, seguramente sí.

Pero todo ello siempre será más llevadero que quedarte sin vivienda por embargo y seguir debiendo la mitad de tu hipoteca, de forma que si un día vuelves a conseguir empleo, tendrás que destinar una parte de tu sueldo a pagar la hipoteca de aquella casa que un día tuviste y nunca más recuperaras.
Vale. Sevilla recuerda -y con razón- que en España el crédito no se da contra la vivienda solamente, sino contra la persona, su nómina, etc. Y que hasta ahora, la vivienda se tenía no solo como inmueble donde vivir, sino como el activo, el ahorro y garantía de tu vida.
De camino a casa, recuerdo a Ana Lidia -28 tacos- a Vera -32- y a otra  gente muy cercana, como tantos ex soitueros que ni quieren, ni han querido ni querrán dar su vida por una vivienda que les hipoteque el futuro; les ate al suelo que les aburre tanto como les mata...Y sospecho que me quedan por ver otros cambios notables y cotidianos, que pueden empezar delante de mis narices hace meses y no he retrocedido lo bastante para verlos. E "Inside Job" me vuelve a subir la adrenalina y la ira.

2 comentarios:

  1. Cuando Sevilla dejó el Parlamento fichó automáticamente por una consultora, una de las 4 grandes, la misma para la que ficho un político del PP imputado en casos de corrupción, un tal Jaume Matas.

    http://goo.gl/ADLuG

    Si pones en Google:

    escándalo pricewaterhousecoopers

    Verás que sale algún que otro follón de esta empresa.

    Jordi Sevilla, es un gran hombre que sale de la cosa pública por una puerta y entra en el mundo de las grandes finanzas por la otra. No hay ningún problema de incompatibilidades, entre los intereses de los españoles y los intereses de Pricewaterhousecoopers.

    Si los españoles pudiesen entregar las llaves de su piso para saldar la totalidad de la deuda tal vez los intereses de los préstamos fueran más altos, pero... Pero tal vez, los bancos no darían préstamos a insolventes sabiendo que en un futuro no podrían pagar, si supiesen que no podrían quitarles el piso y embargarles la nómina. La dación en pago permitiría a las familias respirar y empezar de nuevo. Y al empezar de nuevo, volver a consumir. Pero claro, los bancos habrían de asumir su mala gestión y eso, los plutócratas no lo van a asumir porqué significaría que podrían llegar a perder algo de dinero.
    Jordi Sevilla, no es otra cosa que un mercenario al servicio del mejor postor. Una vergüenza y una desgracia para este país.

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  2. Si la opción, más que justa, de vivienda por hipoteca los bancos sólo darán financiación del 50% del valor de la vivienda para cubrirse las espaldas.

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