miércoles, 14 de abril de 2010

Ellos también querían ser como Agag

Por Ana R. Cañil y Pilar Portero
Intermediador de lujo, ejemplo perfecto de socialité, encantador y habitual de los aperitivos en los yates de los briatores de turno. El yerno de Aznar, líder de la generación de los PPpijos, se convirtió en la aspiración de buena parte de sus ex-compañeros del 'clan de Becerril', esos que languidecían esperando una oportunidad que los Gürtel les pusieron en bandeja.

(En la foto, Agag más interesado en su móvil que en la mujer de Briatore)


Era simpático, cariñoso, accesible. Los periodistas le paraban en los actos y Agag, entre tierno y cómplice, les pasaba la mano por el hombro, con una amplia sonrisa que entonces compensaba sus ojos perdidos tras unas gafas gruesas como el culo de vaso.
Era finales de los 90. Él practicamente vivía en La Moncloa -no dormía claro- y jaleaba a la niña bonita del presidente. Ya se sabía que iba a ser el yernísimo y que la llave para acceder al presidente Aznar, sin duda alguna, era Alejandro. Para lo bueno, lo regular y lo oscuro. Lo malo no tenía cabida en esa relación tan católica.
Como era de suponer, entre los 50.000 folios del caso Gürtel, el nombre del yernísimo era inevitable. Su suegra ha salido hoy a defenderle. Pero por mucho que fuentes de FAES, la fundación intelectual pepera que preside Aznar y en la que habita el núcleo duro, insistan en que Agag y su suegro están libres de pecado, ahora aparece vinculado a una empresa francesa a la que ayudó y asesoró para que se pusieran en contacto con Correa, el hombre fuerte de Gürtel.

Y es que todo los extranjero, ya sea francés, british o italiano siempre le ha dado mucho glamour a Alejandro. Esta España de los Correa y del Bigotes de su suegro estaba bien pero tenía vetada la entrada al círculo aristocrático. Los nuevos ricos, ambiente en el que su familia se movía como pez en el agua, se le quedaban pequeños. Si la gran aristocracia europea no es asequible para los advenedizos, ahí está el entorno de Flavio Briatore, su barco, su Fórmula I y sus inapreciables contactos. Vale, no presumen de un "von" en su apellido, ni un "de", ni siquiera son condes o principes de Sicilia, pero esos están caducos. A Agag le gusta el lujo vivo, el dinero fresco. Y a su mujer, Anita, a la que él moldea a su gusto, también.

(En la foto, momento cumbre del clan de Becerril. El líder espiritual con Lucía Figar, ahora consejera de comunicación y educación de Aguirre en Madrid, y con su yernísimo)

Así se creo el modelo Agag dentro del PP, que tanto daño ha hecho entre los que eran jóvenes valores y en estos tiempos de corrupción Gürtel. Agag, aquel chico del Liceo Francés tan simpático y poco atractivo, era un relumbrón al lado del líder ¿por qué no ser como Agag?
Los PPpijos le adoraban. Entonces tenían diez años y quince años menos que ahora. "Agag era la meta, el ejemplo. El cóctel que incluía carreras políticas frustradas, corrupción y delincuencia está acabando con muchos de los que se miraban en Alejandro. Convertirse en alguién como él, parecía fácil. Un tipo del montón, ni tonto ni listo, que manejaba sus influencias con una soltura tal que imitarle y triunfar daba la impresión de ser pan comido", reflexiona un veterano y solvente pepero que ha ido viviendo la evolución desde una posición privilegiada.

Revisar en estos días el libro "Los PPijos. El turno de la generación Aznar" cuando sobre la mesa se tienen abiertos los periódicos que van desgranando Gürtel día a día, resulta iluminador e ilustrativo. Basta refrescar la memoria ligeramente.

Capítulo I, dedicado al yernísimo, Il capi de tutti capi. Recuerda su relación con Alberto Cortina y la influencia en un business de armas con un jeque saudí y Antonio Oyarzabal, presidente de Santa Bárbara. El "caso urbanos", que condenó a los primos Albertos, se cargó el negocio. Por supueso, la relación de Agag con Berlusconi gracias al paso del joven por el europarlamento, o con el traficante de armas Abdul Arman al-Asir o Alfredo Caltagirone, el italiano que casi consigue frustrar la fusión Metrovacesa-Bami, daban ya una idea de cómo se las gasta el yernísimo.
Y lo letal en el medio plazo, como entusiasmaba su modelo a los colegas y amigos. Todos querían ser Agag y forrarse, además de asistir a la boda o a las fiestas de Gabana 1800, sede de fiestorros habituales y luego de su mítica despedida de soltero.


La descripción, definición y desfile de los personajes, a la vista de lo aflorado ahora, no tiene desperdicio según una crítica del libro realizada en el año 2004:
"Aznar es 'el valedor', a Mariano Rajoy se le presenta como 'la presa', a Lucía Figar como 'la mano derecha', a Carlos Aragonés como 'la conexión monclovita', a Zaplana como 'el ministro amigo', a Echániz, Ballesteros y Moreno Bonilla como 'los discípulos', a Moreno Bustos y Tarno como 'los que se alejan, a Gabriel Elorriaga y Carlos Floriano como 'los que se acercan', a Suárez Illana como 'el gran fiasco', a Tito Pajares y Jacobo Gordon como 'la conexión empresarial' y a Tomás Burgos, Sigfrido Herraez y Gerardo y Paco Camps, como 'los fundadores'.

Tendrá que pasar aún tiempo y que el sumario de la Gürtel escupa todos sus detalles, que la instrucción y el juicio lleguen a su fin -meses y más meses- para que los sociológos y politólogos teoricen sobre el daño que en el seno de la filas populares ha hecho el modelo Agag.

1 comentario:

  1. Está pendiente del móvil... o le está haciendo una foto al culo de Mrs. Briatore? Es Agag humano o divino?

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