lunes, 5 de abril de 2010

Probando la Harinezumi 2 como una tonta moderna

Por Pilar Portero

¿Puedes hacernos una foto, por favor?. La cara cuando le pones en la mano la última sensación en chorracámaras al amable desconocido se mueve entre la sorpresa y el pavor. Luego, mira institivamente alrededor por si se trata de una broma de cámara oculta, pero al comprobar la normalidad con la que posa toda la familia con el puente 25 de abril de Lisboa en el horizonte mientras cae el sol, se pasa el mosqueo. Claro, que cuando le indicas que tiene que mirar por un visor sin cristal y que al verificar cómo ha quedado observa que la imagen congelada no concuerda exactamente con lo que estaba enfocando su ojo, vuelve el recelo. Si supiera que acaba de tener el honor de tocar una Digital Harinezumi 2 que promete película y fotos con rollo super 8, me daría las gracias de rodillas. En cambio me la devuelve con desconfianza.



El juguetito es una monada. De plástico y con una estética clavadita a los carretes 110, tipo cassette que se usaban en esas cámaras que te regalaban por la comunión. La podría haber comprado en una tienda de chuches, haberla cogido de un dispensador situado entre las nubes y las dentaduras de drácula pero en realidad llegó hasta mi de una forma mucho más surrealista y actual. Vivo con un publicitario coleccionista compulsivo de caramelos Pez, pingüinos, álbumes de cromos de los 70, entre un amplio etcétera. Un mensaje en su facebook de un colega de un conocido le alertó sobre esta monada. Se la encargó en el acto en peseta. Tardaron algo así como un mes en traerla y tuvo que esperar otro más a lograr la tarjeta de memoria -no está incluida en los 150 euros que vale el cacharrito- hasta experimentar para cuánto daban los 3 megapíxeles, el sensor CMOS y el macro a 3 cm. Así que la estrenamos en Lisboa aprovechando las típicas vacaciones de semana santa, una ciudad con un punto entre decadente, moderno y multiracial -agitado, no revuelto como el martini-.

Tardé en cogerla debido a mi natural descreimiento. Me enganchó rápido eso de hacer minipelículitas y el desafío de encuadrar dejando más aire por un margen o por otro hasta acertar con el enfoque deseado. Luego me decepcionó el resultado. Tiene un grano similar al nostálgico super 8 de nuestra infancia pero el aleatorio sobresaturado del color no me acaba de llenar. Los colores del auténtico super 8 presentan un punto más lavado sin perder esa vibrante intensidad, al menos en mi archivo mental -poco fiable por otra parte-. Sin embargo, en un mundo en el que la alta definición te jode la vida con arrugas que tu ojo es incapaz de percibir, se agradece una dosis de irrealidad. Sólo por eso, se justifica tenerla. Y no es cuestión de edad porque me han contado que Joaquín Sabina cuando se la vió a un amigo, encargó cinco de inmediato.

4 comentarios:

  1. Genial. Sólo falta al vídeo la música de fondo de Vainica Doble.

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  2. A mi estas fotos me gustan para un cierto número de fotografías, pero no para todas. El video tiene escasa nitidez, peor.
    Sobre el menú que tomáis en tu familia, está repleto de grasas trans y azúcares. Te aviso.

    http://es.wikipedia.org/wiki/%C3%81cido_graso_trans

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  3. A partir de ahora te llamaremos Tero, Pilarpor Tero, en honor a Ian Fleming...

    Pedazo de frikada la camarita... Encargame dos o tres, jejeje.

    Beso

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  4. hola Pilar
    me ha gustado mucho tu post...
    buena combinación es lisboa y harinezumi.
    por cierto, seguimos teniendo la camarita en la tienda. efectivamente, la tarjeta y la pila no están incluídas pero aquí al lado está domenech (tienda de fotografía) y a la gente que llega de peSeta les hacen precio especial.

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